This content is also available in:
English (Inglés)
Nota del editor: Emprendedor y podcaster en el show “¿Cuál es tu excusa? (The What’s Your Excuse? Show)” , Max Ivey comparte su recorrido para encontrar el valor de cantar en público. Max aporta su historia con la esperanza de animar a otras personas no videntes o con visión reducida a vencer cualquier miedo que tengan a la hora de perseguir un objetivo laboral o una aspiración personal.
Escribo para compartir el camino que he recorrido para superar e incluso prosperar sobre un miedo personal de larga data.
La mayoría de las personas de mi familia del lado Ivey sabe tocar un instrumento musical o cantar; muchos pueden tocar varios instrumentos. Recuerdo que me encantaba cantar con mi padre y mi abuelo, J V, que era lo suficientemente bueno como para sonar en la radio en los años 40.
Nunca he aprendido a tocar la guitarra, pero sé cantar. Incluso estuve en el coro en el instituto. Canté como contralto y, más tarde, como tenor.
Perder mi amor por el canto
Desgraciadamente, perdí mi amor por el canto debido a la continua pérdida de visión de la retinosis pigmentaria (RP) y al cambio de voz que vino con la pubertad.
Durante mi adolescencia había muchos y variados programas musicales en la televisión, como Sonny & Cher y Donnie & Marie. Quería cantar con los artistas mientras veía los espectáculos. De alguna manera, debido a mi visión reducida, se me metió en la cabeza que cantaban sin mover los labios. Cuando mi familia intentaba corregirme, pensaba que se metían conmigo sin motivo.
En cuanto al cambio de voz, ocurrió a mediados del curso escolar. Llevaba todo el año cantando en el coro como contralto. Algunos de los otros estudiantes se dieron cuenta de que me costaba. Pero en vez de hacer que un profesor hable conmigo, se burlaban de mí. Incluso me dijeron que hiciera la mímica durante un concurso. Nuestra actuación estuvo por debajo de nuestras expectativas, pero al menos el profesor del coro descubrió el problema y me hizo tenor al año siguiente.
Pero el daño ya estaba hecho. Había perdido mi amor por la música. Solo cantaba si sabía que nadie podía oírme.
En ocasiones, cantaba las canciones de la radio cuando iba en coche con mi padre. A los dos nos gustaba la misma música y nunca se burlaba de mí. También me cantaba a mí mismo para pasar el rato en la feria cuando no había mucha gente o cuando la gente evitaba mi puesto de juegos en busca de juegos más emocionantes con mejores premios.
En 2003 papá falleció, y en 2007 nuestra feria cerró. Empecé a trabajar en la feria de mi tío Albert. Mis juegos no podían competir con los de un parque más extenso; al final tuve que buscar otra cosa en la que ocupar mi tiempo.
Encontrar una nueva profesión
La única experiencia laboral que tenía era ayudar a la gente a vender sus coches usados. Lo hacía cuando papá vivía porque la única forma de comprar coches nuevos era vender los viejos.
Cuando dejé de trabajar en las ferias, tuve que aprender muchas cosas nuevas, como programación HTML. No lo aprendí porque quisiera. En aquella época, la única forma de que un no vidente pudiera gestionar un sitio web era aprender HTML. Esta forma de pensar era anterior a la existencia de tecnologías como WordPress, Wi-Fi y Facebook. No tenía dinero, talento ni habilidades. Al menos, así lo veía yo.
Mientras trabajaba para vender un carrusel usado, solicité un video de la atracción en funcionamiento. El video me permitió vender en solo 30 días una atracción que llevaba más de un año a la venta a través de otros intermediarios.
Pensé que si un video podía vender un coche, quizá uno podría venderme a mí. Decidí grabar videos para contarle a la gente sobre los nuevos artículos que estaban a la venta en la feria. Después de que un amigo me ayudara a configurar la cámara integrada en mi computadora portátil para saber cuándo estaba enfocado, estuve listo para grabar. Pero necesitaba una introducción. No tenía dinero para contratar a alguien que hiciera una. No tenía los conocimientos necesarios para crear algo elegante. Así que decidí cantar una introducción. Se acercaba fin de año, así que hice unas líneas de la canción navideña de Nat King Cole. A la gente le gustó el video en general, pero también mi forma de cantar. Me animaron a cantar más.
Seguí grabando videos para el Midway Marketplace y, con el tiempo, empecé a grabarme cantando versiones de canciones. Fue revelador saber que, según mis estadísticas, a la gente parecía gustarle más cómo cantaba que cómo hablaba.
Nunca pensé en estos videos como un VLOG (sitio web personal) o un podcast, y probablemente por eso pude grabarlos sin ponerme nervioso. Además, tenía la motivación de esa gran venta de coches.
Descubrir los podcasts
A principios de 2013, descubrí los podcasts e hice mi primera entrevista en directo. Empecé a centrarme en el negocio de la gestión de viajes. Después de aceptar mi papel como alguien que podía inspirar a los demás y empezar a trabajar como Blind Blogger, seguí haciendo podcasts y entrevistas radiofónicas. Un día, un presentador me preguntó si quería cantar al final de la entrevista. No pensé en ello. Simplemente lo hice. Canté la segunda estrofa de River de Garth Brooks, una canción sobre no esperar a mañana para pasar a la acción. ¡Al presentador le encantó! Otros entrevistadores empezaron a pedirme que cantara.
En otoño de 2016, aparecí en Podcast Dreamers presentado por Super Joe Pardo. En 2017 me invitó a Filadelfia para formar parte de su primera conferencia presencial. Fue un largo camino para mi primer acto como orador. Afortunadamente, una vez que dije que sí, se me presentaron otras oportunidades. Puede leer más historias sobre mis conferencias en mi libro. Todos quedaron impresionados por mi valentía para hacer el viaje y por mi charla sobre no dejar que el miedo te aleje de tus sueños.
Tras el evento, la gente se quedó tomándose fotos. Me sentí a gusto con todos, así que les pregunté si les parecía bien que cantara delante de la pancarta. Dijeron que sí, y canté la primera estrofa de River.
Me temblaban las rodillas, el estómago me hacía ruido y creí que me enfermaría. Ese día estaba nervioso, algo que mis amigos y otros oradores afirman que no le ocurre a Max. Cuando terminé, uno de los otros oradores se acercó y me dio un fuerte abrazo. Se llamaba Azuka Zuke, autor de best sellers y orador muy solicitado. Me dijo: “Max, soy instructor de oradores. Y cantar va a ser lo tuyo. No quiero oír nunca que te has alejado del micrófono sin cantar”.
Me tomé muy a pecho su mensaje y empecé a hacerlo. Al principio, tenía que explicar mi forma de cantar y justificarla. No me sentía bien cantando, pero ahora lo siento más natural. Cuando los organizadores me contratan para hablar, les digo que también me contratan para empezar o terminar con una canción.
Recibí una ovación de pie en mi última charla en persona en Pod Fest Expo Orlando en marzo de 2020. Hablando de que la pérdida de visión afecta a las cosas, ¡no sabía que me estaban ovacionando hasta que el organizador me lo dijo! Me alegro de que lo hiciera, o no habría reconocido a la multitud como corresponde.
Aumentar mi confianza al cantar
Con el tiempo aumentó mi confianza para cantar en público. Empiezo a creer que tengo talento, que a la gente le encanta oírme cantar y que el valor que se necesita para afrontar mis miedos y cantar en público tiene el poder de cambiar vidas.
El año pasado escuché la canción “Better Together” de Luke Combs. Me encanta la canción, pero no me gustan algunas partes del estribillo. Así que decidí escribir mis propias letras para su música.
Donde él canta:
“Es una coincidencia del cielo. Como los buenos chicos y la cerveza”,
yo canto:
“Como comer malvaviscos alrededor de la hoguera o algodón de azúcar en la feria del condado”.
Compartí mi versión en Internet y a mis seguidores les gustó. Lo compartí con el equipo de trabajo de Luke Combs, y nadie se ha quejado. No estoy seguro de si se dieron cuenta.
Después de escuchar mi versión de la canción de Luke Combs, una amiga me desafió a escribir una canción entera por mi cuenta. Le dije que nunca había escrito una canción y que no sabría por dónde empezar. Me preguntó: “Max, ¿cómo hiciste todas esas otras cosas difíciles?”. Respondió a su pregunta diciendo: “Empezaste poco a poco”. Me desafió a escribir un solo verso o una sola línea.
Así que seguí su consejo, que me recordó algo que sabía o debería haber sabido. Creé una canción llamada “Si no preguntas”.
Papá me enseñó que me dirán “no” muchas veces. También me enseñó que, como persona no vidente, tenía que superar el miedo a pedir ayuda. Él siempre solía decir que si no preguntas, no pueden decirte que sí.
La canción hace referencia a cosas como que te contraten, que te ayuden a mudarte, que te digan sí quiero o que te digan que eres el mejor.
La letra representa una charla que he dado muchas veces y pensamientos que he compartido en muchas entrevistas de podcast. Me sorprendió el número de personas que dijeron que la canción les había ayudado a entender mejor mi mensaje que cuando hablaba del tema.
Finalmente, mi amiga y editora, Lorraine Reguly, me desafió a escribir la siguiente canción. Me sugirió que usara “¿Cuál es tu excusa?”. Esto se debe a que, a lo largo de los años, muchas personas han dicho: “Si Max puede hacerlo, ¿cuál es mi excusa?”.
Mi podcast también se llama “¿Cuál es tu excusa?”. Y la red de podcasts que fundé el año pasado para ayudar a las personas con discapacidad a crear sus propios programas se llama “WYE Network”.
Empecé a trabajar en la canción. Se me ocurrió el estribillo enseguida. Rápidamente me vino a la mente una melodía pegadiza.
Una vez que me decidí por el estribillo, los versos de cada estrofa tenían que tener un número similar de palabras. Y realmente luché con eso. Incluso ahora, un par de líneas no encajan del todo.
Compartí los primeros versos en LinkedIn y Facebook para conocer la opinión de la gente. Las críticas no fueron muy buenas. Me dijeron que la canción necesitaba mucho trabajo. La gente decía que las estrofas y el estribillo eran demasiado repetitivos. Algunos dijeron que la canción era demasiado larga para ser comercial. Y otros criticaron la calidad del audio o el fondo del video de mi grabación.
Pero seguí trabajando en ello. Llegué a tener cuatro versos sólidos. Estaba bastante contento con ello, pero quería conocer más opiniones. Varias personas de mi círculo seguían pensando que no era lo suficientemente bueno.
Finalmente decidí hacer lo que les digo a otros artistas que hagan. Hice lo que comenté en mi posteo sobre cómo empezar un podcast. De todos modos, lancé mi canción. Le di a la gente la oportunidad de encontrar algo que amar.
¡Y vaya si encontraron cosas que les encantaron! Mi amigo Rick Dodson, músico e intérprete profesional con quien no lo compartí antes de publicarlo, me dijo que era honesto y auténtico. Decía que me veía trabajando en el puesto de algodón de azúcar de mi abuela o montando atracciones de feria bajo el sol de Texas.
Otro amigo, Kevin Lowe, presentador del podcast “Lowe Down con Kevin Lowe”, calificó mi canción como un clásico de la música country que incluye una auténtica narración de historias.
Y mi amigo Romeo Crow, del Reino Unido, que tampoco había escuchado la canción antes de su lanzamiento, me escribió para decirme lo mucho que le gustaba, y mencionó específicamente las líneas sobre mi brillante sitio web.
Mi próximo acto
Compartí mi canción con Neva Fairchild, de la Fundación Estadounidense para Ciegos y con Pris Rogers, de APH VisionAware. No le dije a ninguno de los dos que lo había compartido con el otro.
Neva dijo: “¡Max, esto es genial! ¿La cantarás en la ceremonia de graduación de los Líderes Ciegos de la AFB?”. Dije que claro, siempre que pudiera cantarla a capela porque es la única manera que conozco de cantarla.
Me dijo que eso estaba bien, pero que pensara en formas de fomentar la participación del público. Algunos amigos me dijeron que la canción se les queda grabada en la cabeza y que no pueden evitar cantarla o dar golpecitos con los pies.
Cuando Pris escuchó mi canción, dijo: “Es increíble; tenemos que encontrar qué más hacer con tu canción”. Ella me sugirió que escribiera este posteo sobre mi recorrido.
Cambio de planes
Había estado ensayando mi canción, esperando la ceremonia de graduación con emoción y temor. Cantar en público es una de esas cosas que siempre me pondrán nervioso. Y ésta iba a ser la primera vez que asistía a un acto en el que mi canto era el principal motivo para asistir.
Bueno, como a veces ocurre en la vida, resultó que no pude ir a Louisville. Hubo inundaciones en el este de Kentucky. Sé que está muy lejos de Louisville, pero los habitantes de Houston tenemos un sano temor por las inundaciones. Además, el COVID volvía a estar en alza. Vivo con una madre de 78 años y un hermano menor que sobrevivió a una arritmia, que suele ser mortal. Había demasiadas personas en riesgo en mi familia como para arriesgarse. Además, el viaje estaba poniendo nerviosa a mi familia de la iglesia. Si por mí fuera, habría seguido adelante de todos modos.
Al principio estaba destrozado. No recuerdo haber deseado algo tanto en años. Estaba tan deprimido por no poder ir que ni siquiera pensé más allá de la decisión.
Es curioso porque muchos me conocen como “el muchacho sin excusas” y “el muchacho que decide encontrar lo positivo”.
Neva fue muy comprensiva. Me dijo que podía asistir a la ceremonia en línea e incluso cantar mi canción de manera virtual. Me sentí un poco mejor.
Pero no es lo mismo actuar a través de Zoom o Google Meet que en persona con el micrófono en la mano. La energía es diferente. No hay nada como la respuesta inmediata de un público apasionada.
No sabía si la gente sería capaz de cantar o no. Tampoco sabía si AFB obtendría el mismo beneficio compartiendo el video. Además, al artista que hay en mí le molestaba decepcionar a la gente por no presentarse en persona.
Sin embargo, seguía deseando cantar. Sin esto, me habría costado aún más recuperarme de la sensación de decepción personal. No se nos presentan muchos de estos momentos, así que tenemos que aprovecharlos.
Mi amigo Rick me dijo que cantar en una plataforma virtual sería aún mejor. Señaló que la gente podía verlo en directo en lugar de ver el video del evento más tarde. Antes del evento, no sabía si estaba de acuerdo con él.
Ahora, puedo conocer sus pensamientos sobre cómo fue y cuál es el impacto de escuchar a este niño no vidente, trabajador de la feria de Houston, Texas, cantando en un gran escenario una canción que él escribió, enfrentando su miedo a cantar porque le trae alegría a él y a los demás.
La canción
Aquí es mi canción: Si yo puedo hacerlo, ¿cuál es tu excusa? ¡Disfrútenla!
Una palabra de aliento
Espero que mi historia los motive a enfrentarse a sus propios miedos y a dar pequeños pasos para perseguir su pasión. Si puedo ayudar, por favor contáctenme a través de mi sitio web.
Muchas gracias por formar parte de mi recorrido.
Más información:
Programa de Desarrollo de Líderes Ciegos de la AFB
Cómo crear un podcast – VisionAware
The Blind Blogger le ayuda a compartir su historia y a hacer crecer su pasión a través del poder de las entrevistas en televisión, radio y podcast.
Maxwell Ivey – YouTube