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En esencia, el voluntariado es el acto de ofrecer libremente tiempo, talento y energía al servicio de los demás. Pero para mí ha sido mucho más. Ha conformado mi identidad, ampliado mis capacidades y catalizado una trayectoria profesional que sigue evolucionando.
Una base construida sobre el servicio
Desde mi adolescencia, encontré propósito en retribuir a mi comunidad local y a la comunidad más amplia de personas ciegas y con baja visión (BLV, por sus siglas en inglés). Ya fuera participando en campañas de recogida de alimentos, organizando lavados de coches para recaudar fondos o uniéndome a las actividades de limpieza del vecindario, me impulsaba el deseo de servir. Igualmente importante era que estaba rodeado de otras personas que compartían ese espíritu de servicio, lo que reforzaba la acción centrada en la comunidad.
Al final de mi adolescencia, empecé a trabajar como voluntario en un centro comunitario local. Quedarme en casa no era una opción para mí: tenía mucha curiosidad. Me propuse aprender las rutas de autobuses y trenes, recorriendo la ciudad para encontrar lugares donde pudiera contribuir. Esa curiosidad y motivación me llevaron a combinar varios trabajos a tiempo parcial mientras trabajaba como voluntario, llegando a desempeñar dos o tres funciones simultáneamente a los 20 años.
El voluntariado como catalizador profesional
El voluntariado se hizo especialmente crucial cuando estaba entre trabajos o en transición profesional. Me ayudó a mantenerme activo, perfeccionar mis habilidades y ampliar mi red de contactos. Funciones como las de presidente del consejo, miembro de un comité u organizador de eventos me ofrecieron la oportunidad de dirigir, hablar en público, gestionar proyectos y aprender los aspectos fundamentales de las operaciones de las organizaciones sin ánimo de lucro, incluidos la elaboración de presupuestos y la recaudación de fondos.
Estas experiencias me ayudaron a crecer y mantuvieron mi currículum actualizado. Siempre recomiendo registrar tus horas de voluntariado e incluir tus contribuciones en LinkedIn. No dudes en solicitar el apoyo de supervisores o compañeros que hayan sido testigos directos de tu ética de trabajo y tus habilidades. Estas validaciones pueden darle un valor real a tu perfil y abrirte puertas.
De la universidad a la vida profesional y más allá
Para cuando me gradué de la universidad, había cultivado una amplia red de profesionales que apoyaron mi crecimiento. Ese apoyo dio frutos: recibí varias ofertas de trabajo al graduarme.
A medida que mi visión continuaba evolucionando, también lo hacía mi participación en el movimiento organizado contra la ceguera. El voluntariado en comités y juntas de organizaciones sin ánimo de lucro me ayudó a perfeccionar habilidades de liderazgo, defensa y comunicación, lo que me llevó a desempeñar funciones de gran repercusión fuera del ámbito BLV. Por ejemplo, fui Comisionado de la Ciudad de Oakland en el área de Envejecimiento y Discapacidad y consultor del Comité Asesor de la ADA (Ley de Estadounidenses con Discapacidades) del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles.
¿El mensaje clave? El voluntariado puede conducirte a oportunidades inesperadas y transformadoras, mucho más allá de lo que podrías imaginar al principio.
Cómo empezar: Voluntariado con propósito
¿No estás seguro por dónde empezar? Empieza preguntándote qué causas te mueven. ¿Qué temas o comunidades te importan profundamente? Luego:
- Haz una lista de organizaciones locales sin ánimo de lucro, centros comunitarios u organizaciones locales.
- Explora en línea las bases de datos de voluntariado y los centros de voluntariado en tu área.
- Ponte en contacto con organizaciones específicas para personas con discapacidades, como el American Council of the Blind (ACB), la National Federation of the Blind (NFB) y los Centros de Vida Independiente (ILC, por sus siglas en inglés).
- Ponte en contacto directamente: muchas organizaciones dependen de voluntarios y estarán encantadas de contar con tu participación.
Incluso unas pocas horas al mes pueden marcar la diferencia para ti y para la comunidad a la que sirves.
Mirar atrás. Avanzar hacia el futuro
Durante los últimos 25 años, como profesional de la rehabilitación y mentor de jóvenes, he compartido este mensaje constante: sal y participa. Llega con curiosidad. Estate presente. Escucha profundamente. Ofrece tu tiempo y energía de manera desinteresada. Ganarás mucho más a cambio: profesional, personal y emocionalmente.
Hoy continúo con esta práctica. Formo parte de juntas asesoras, colaboro con organizaciones con una misión clara y apoyo a quienes buscan empleo para encontrar su voz y propósito. Estas experiencias me brindan nuevas perspectivas que refuerzan mi trabajo con el APH ConnectCenter y más allá.
Reflexión final
Nunca es demasiado pronto —ni demasiado tarde— para empezar a trabajar como voluntario. Cuando ofreces tu tiempo, abres la puerta al crecimiento, la conexión y la realización. Hazte voluntario. Sirve. Aprende. Lidera. Te sorprenderá a dónde te puede llevar.
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