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Puede resultar difícil de imaginar, pero Helen Keller, quien nació el 27 de junio de 1880, y su querida profesora y amiga, Annie Sullivan, fueron el equivalente de su época a las estrellas de TikTok.
Annie le enseñó a la sordociega Helen a aprender el lenguaje formando letras con la mano, tras lo cual Helen aprendió a escribir, leer en braille, hablar y dar discursos públicos. Cuando Helen era adulta, viajaron por todo el mundo como celebridades para educar a la gente sobre las capacidades de las personas sordociegas o con discapacidad visual.
“Incluso cuando Helen era una niña, escribía cartas a reyes, reinas y príncipes de toda Europa”, dice Micheal Hudson, director del Museo de la Imprenta Americana para Personas No Videntes (APH, por su sigla en inglés), que se encuentra en la sede de la APH en Louisville, Kentucky. “Luego se hizo amiga de personajes famosos como Thomas Edison, Henry Ford, muchos presidentes norteamericanos y muchos escritores y autores, entre ellos Mark Twain. Incluso, ella y Annie lo visitaron en su finca. Helen y Annie eran criaturas muy mediáticas”.
Un camino inesperado hacia el éxito
Además de su voluminosa colección de cartas, Helen publicó una docena de libros, la mayoría de los cuales aún se imprimen, y viajó a 35 países diferentes a dar discursos y recaudar millones de dólares para la Fundación Estadounidense para Ciegos (AFB, por su sigla en inglés), donde trabajó durante 44 años. Defendió las causas de otras organizaciones para no videntes en todo el mundo y se convirtió en una especie de embajadora de buena voluntad de Estados Unidos.
A pesar de la evidente determinación de Helen, su vida se vio marcada por una serie de coincidencias.
“Si no se hubiera enfermado de pequeña y hubiera perdido la vista y la audición, ¿alguno de nosotros sabría quién es?” dice Micheal. “Sus padres hablaron con varios médicos, uno de ellos Alexander Graham Bell, que era uno de los mayores expertos en educación especial. Así fue como se puso en contacto con la Escuela Perkins para Ciegos y, en última instancia, con Annie Sullivan. Si todo eso no hubiera sucedido, quizá se habría casado a los 19 años y habría tenido una familia y tal vez habría escrito algunos artículos periodísticos, pero por lo demás nadie habría oído hablar nunca de ella. Creo que es muy interesante pensar en ello”.
Llevar una vida inspiradora
A lo largo de su vida, Helen trabajó duro para mejorar su vida y la de los demás. Fue la primera persona sordociega que obtuvo un título universitario en Estados Unidos, en el Radcliffe College, en una época en la que mucha gente pensaba que las mujeres ni siquiera debían ir a la universidad. Aunque aprendió braille, Helen seguía comunicándose a menudo con la ayuda de Annie, que le deletreaba con la mano. Pero a Annie no le permitían estar con Helen durante ninguno de sus exámenes, porque se suponía, erróneamente, que era Annie quien realmente hacía todo el trabajo.
“Helen era muy inteligente”, dice Micheal. «Radcliffe no le dio ninguna facilidad. Las adaptaciones llegaron simplemente gracias a la ayuda de Annie y de los muchos amigos de Helen que pagaron para que sus libros de texto se transcribieran en braille. Helen tomaba apuntes en clase utilizando una pizarra y un punzón, una herramienta de escritura a mano para tomar notas en braille”.
En otras palabras, Helen obtuvo el título por su cuenta, con las adaptaciones del momento, igual que lo haría un estudiante hoy en día. El reto era aún mayor porque en aquella época no existía una forma de braille universalmente aceptada. Una de las pruebas que realizó Helen fue en braille, un sistema que solo conocía desde hacía unos días, pero perseveró. Luego aprendió braille en alemán y francés, lo que demostró, como dice Micheal, que tenía un don increíble para el lenguaje y la comunicación. Al final, prefirió el braille que es el estándar hoy en día y utilizó un escritor braille. También era una excelente mecanógrafa que mecanografiaba en braille los manuscritos y discursos que escribía. A medida que se hacía más famosa, contaba con un equipo que la ayudaba, entre ellos Annie y, más tarde, Polly Thomson, que revisaba su trabajo mecanografiado.
Establecer un legado
Helen fue una firme defensora de muchos temas. No se limitó simplemente a defender a las personas sordociegas, no videntes o con otras discapacidades. Era una mujer progresista, lo que no era típico en aquellos tiempos. Fue defensora de los derechos de la mujer, una de las fundadoras de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés) y una de los primeros integrantes blancas de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por su sigla en inglés).
“Mucha gente conoce a Helen por la historia de su infancia, pero sería un grave error no saber más sobre su vida adulta y sobre las causas que defendió”, afirma Micheal. “En Alemania, antes de la Segunda Guerra Mundial, los nazis quemaban libros que no les gustaban y uno de ellos era el de Helen. Escribió una carta al alumnado diciéndoles que sabía lo que estaban haciendo”. De hecho, la carta empieza así: “La historia no les ha enseñado nada si creen que pueden matar ideas”.
Invitaciones para saber más
La Fundación Estadounidense para Ciegos (AFB, por su sigla en inglés) ha creado un archivo digital con todas las cartas, escritos, recortes de prensa, artefactos y mucho más de Helen Keller, incluido ese cablegrama al que cualquiera puede acceder en cualquier momento.
Tanto Helen como Annie dejaron escrito en sus testamentos que deseaban que parte de su material histórico se conservara en un pequeño museo y estuviera a disposición del público. APH se ha asociado con AFB para ayudar a hacer realidad ese sueño. A principios de 2020, APH comenzó a reunir el material histórico de Helen y Annie. La APH ha adquirido 22 palés de objetos de la AFB, entre ellos el escritorio de Helen. Para quienes deseen saber aún más sobre Helen y Annie, tanto la casa de la familia Keller en Alabama como la Escuela Perkins para Ciegos cuentan con maravillosas colecciones que complementan la exposición de la APH.
La APH tiene previsto crear un museo totalmente nuevo, que incorporará muchos más objetos de las colecciones de Helen y Annie.
“Nuestro plan es crear una exposición sorprendente e interactiva sobre Helen y Annie”, dice Micheal. “Queremos captar la belleza, el poder y la fuerza de las ideas de Helen, tanto de niña como de adulta, y será una aventura apasionante. Y como dijo Helen, ‘la vida es o una aventura atrevida o no es nada’”.
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