De sobrevivir a prosperar en el trabajo: todo depende de la cultura 

Conference room with a long, narrow table surrounded by rolling chairs

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Cuando pensamos en planificar nuestra carrera, solemos pensar en el trabajo que queremos hacer, en las organizaciones dispuestas a contratarnos y en el negocio que querríamos establecer y dirigir de forma independiente. También evaluamos la titulación que podríamos necesitar, las licencias y certificaciones que podrían exigirse y la formación que tendremos que completar. Estos aspectos de la planificación de la carrera profesional son relativamente fáciles de identificar. Podemos trazarlos. Podemos planificar un calendario de las semanas, meses o años que nos llevará completar todos estos pasos en nuestro recorrido profesional. Del mismo modo, podemos sentarnos con orientadores en carreras profesionales, consejeros de rehabilitación y otras personas para hablar sobre los pasos a realizar y obtener ayuda. 

Encajar en el trabajo 

Una cosa en la que no siempre pensamos es cómo podríamos encajar en el mundo que se creará a partir de nuestra elección profesional. Puede que nuestro “mundo profesional” no sea tan esencial o abarcador como el que incluye a nuestra familia, amigos íntimos o incluso proveedores de servicios u organizaciones para consumidores no videntes. Sin embargo, crearemos un mundo profesional inmenso a partir de las elecciones profesionales que tomemos. Incluirá a compañeros de trabajo y colegas y una variedad de diferentes tipos de organizaciones.  

Puede incluir empresas, organizaciones sin fines de lucro, instituciones educativas, sindicatos, asociaciones comerciales y organismos gubernamentales. Puede haber conferencias, convenciones y ferias comerciales. Podemos escribir artículos, hacer presentaciones, dirigir o formar parte de comités y equipos de trabajo y dirigir debates. Y con todas estas personas, organizaciones e interacciones, hay oportunidades para relacionarse con otras personas en todo tipo de entornos, muchos de ellos informales. Van desde las conversaciones en el comedor hasta el tiempo previo y posterior a las reuniones, pasando por las denominadas actividades de colaboración en equipo en el minigolf, en los palcos de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por su sigla en inglés), en los circuitos de cuerdas y en prácticamente cualquier otro escenario imaginable. 

Ir más allá del conocimiento del trabajo 

Tener los conocimientos, la experiencia, las habilidades y la formación adecuados para la carrera elegida es esencial. Sin embargo, en mi opinión (basada en treinta años en el mismo sector), nuestra capacidad para desenvolvernos en la cultura y la sociedad de la carrera elegida puede ser aún más importante. Afecta a nuestra satisfacción en el trabajo, a nuestra capacidad para hacer amigos e influir en la gente y, en última instancia, a nuestra capacidad para ascender profesionalmente. Explorar la cultura del trabajo es fundamental para acceder a puestos directivos, ejecutivos y otros puestos de liderazgo. Si bien el sistema de rehabilitación puede hacer un trabajo relativamente bueno para cubrir nuestras necesidades de formación y tecnología, el sistema de rehabilitación (al menos en mi opinión) es escandalosamente incapaz de ayudarnos a desenvolvernos en la cultura y la sociedad de los campos de trabajo que elijamos. 

El año pasado asistí a una conferencia del sector. Fue organizada por una organización cuya misión consiste en aumentar la representación de los grupos minoritarios en el sector del transporte público; la organización incluye específicamente a las personas con discapacidad en esa misión. El grupo tiene un comité permanente centrado en la accesibilidad; soy miembro de este comité. Proporcionaron su programa en braille. Se esmeraron por ofrecer ayuda siempre que alguno de los demás asistentes con discapacidad o yo la solicitáramos. Y sin embargo, hubo deficiencias pronunciadas en torno a la accesibilidad.  

El transporte de ida y vuelta a un evento fuera de las instalaciones era increíblemente difícil de utilizar. El lugar en sí era un desastre desde el punto de vista de la accesibilidad. Cada comida era estilo bufé; como todos sabemos es muy difícil para aquellos que no pueden ver la comida y elegirla de un bufé. Pasé apuros durante el evento formal, pero fue peor cuando terminaron los eventos del día. Los demás asistentes acudieron a fiestas que no figuraban en el programa. Del mismo modo, cuando salieron a cenar o a beber, yo estaba solo intentando mantenerme ocupado hasta la hora de acostarme para poder dormir un poco y comenzar de nuevo. 

Sentirse aislado cuando hay tanta gente alrededor 

Este aislamiento, que se produjo durante una conferencia centrada en la inclusión, me afectó mucho y utilicé parte de ese tiempo libre para compartir mi tristeza en una publicación de Facebook que llegó a un gran número de personas con discapacidad, incluida s personas no videntes o con visión reducida. Hubo muchos comentarios y prácticamente todos decían lo mismo: “Soy discapacitado y esto me pasa siempre. Siempre estoy solo y me duele”. 

En cierto modo, leer todos esos comentarios me hizo sentir mejor. Es el viejo adagio: “La miseria ama la compañía”. Pero una vez que dejé de hacerme la víctima, empezó a molestarme de verdad. ¿Por qué muchos de nosotros pasamos tiempo solos cuando nuestros colegas “sin discapacidad” salen juntos y se divierten? ¿Y cómo podemos cambiar esta dinámica? No tengo las respuestas. Pero esto es lo que sé. 

Sobrellevar la situación durante las reuniones 

En primer lugar, debemos reconocer la importancia de la sociedad y la cultura del lugar de trabajo. En el pasado, creo que, como comunidad hemos intentado fingir que la cultura del lugar de trabajo no es esencial. Decimos: “Mientras sea bueno en mi trabajo, lo demás no importa”. En mi opinión, esta es una forma de negación y no es saludable. Tenemos que reconocer que a todos nos duele la falta de aceptación e inclusión que muchos de nosotros sentimos y tenemos que validar a las personas cuando expresan esos sentimientos. Al fin y al cabo, no podemos intentar arreglar lo que no estamos dispuestos a reconocer. 

En segundo lugar, debemos hacernos esta pregunta: “¿Cómo pueden las personas no videntes y con visión reducida en colaboración con grupos de consumidores, agencias de rehabilitación y otros expertos apropiados abordar esta cuestión? ¿Hay cursos de formación que podamos desarrollar bien sea para trabajadores no videntes o con visión reducida o para las organizaciones que los contratan? ¿Hay habilidades que debamos enseñar, como por ejemplo, cómo ser extrovertido, incluso cuando no te apetece? En resumen, ¿cómo podemos mejorar?”. 

¿Qué más podemos hacer? 

Por último, ¿hay formas de organizar el trabajo para que esta batalla sea más fácil de librar? Por ejemplo, ¿deberían los empresarios no videntes empezar a crear empresas centradas en la contratación del mayor número posible de personas no videntes o con visión reducida? Podríamos establecer la cultura dominante en el lugar de trabajo y luego proteger la vulnerabilidad del puñado de personas videntes que incorporemos a nuestras organizaciones en aras de la inclusión. (El tono irónico es intencionado). La respuesta corta es afirmativa; deberíamos plantearnos aumentar el número de organizaciones cuyos dueños y directores sean personas no videntes. Mientras tanto, debemos fijarnos en los ejemplos actuales de cómo podrían abordar la cuestión de la cultura y la sociedad en el lugar de trabajo. 

Las razones por las que cada uno de nosotros trabaja y decide aceptar un trabajo específico o trabajar en una organización concreta son importantes. Pero no olvidemos el adagio de “no todo es trabajo en la vida”. La cultura del lugar de trabajo y la sociedad son importantes y debemos empezar a pensar en apoyarnos mutuamente mientras nos esforzamos por hacer algo más que sobrevivir.