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Steve Dresser tuvo una carrera sólida trabajando durante 30 años como programador informático para el estado de Connecticut. Pero cuando se jubiló en el año 2002, comenzó su propio negocio, Jennco Productions, en el que se dedica a producir materiales en braille de alta calidad a partir de documentos electrónicos.
Al ser no vidente desde el nacimiento por la retinopatía del prematuro, Steve asistió a una escuela para no videntes, donde aprendió braille hasta el primer año de la escuela secundaria. Luego asistió a una escuela secundaría pública y, a continuación, a la Universidad de Connecticut.
“Pasaba mucho tiempo tonteando en la emisora de radio porque era lo que más me gustaba hacer, pero no había ninguna carrera relacionada con la radio”, dice Steve. “Comencé estudiando física, pero me costó un semestre convencerme de que no era la carrera para mí. Sabía que la ingeniería implicaría demasiado dibujo, así que me especialicé en sociología”.
Después de graduarse, Steve trabajó tres años como asesor de drogodependencias, pero dice que el trabajo lo agotó rápidamente. Un día, mientras escuchaba la radio, oyó un anuncio de una escuela de informática cercana. Hizo el examen y sacó un 90 % y un tercio del examen consistía en diagramas de flujo, así que no pudo completar esa parte.
“Pensé que si podía obtener un 90 % haciendo solo dos tercios del examen, quizá debería reflexionar sobre esto”, dice Steve. “Así que decidí ir a esa escuela e hice el curso de nueve meses; esa fue toda la capacitación que recibí”.
Un talento para los programas informáticos
En los años setenta, la programación informática era muy distinta de la actual. Steve dice que alguien había escrito un programa informático a fin de enseñar a una impresora de computadora a perforar agujeros en el papel para crear braille, pero a menudo no conseguía ningún material en braille con el que trabajar. Sin embargo, aprendió a manejarse con los sistemas informáticos del momento y mantuvo a su familia, cobrando una pensión que le permitió jubilarse a los 55 años.
Mientras seguía trabajando, Steve ya hacía algunas transcripciones en braille para la filial estatal del Consejo Americano de No Videntes: el Consejo de No Videntes de Connecticut. No lo consideraba una inversión porque no quería tener dos trabajos a jornada completa, sino tener tiempo para estar con su familia.
“Decidí que sería una buena manera de aprender a utilizar el Traductor de Braille de Duxbury”, dice Steve. “En el año 1994, empecé a aprender sobre ese programa informático leyendo todos los libros que encontraba. Así que gané experiencia en el Consejo, escribiendo su boletín”.
Cuando su difunta esposa, Marcia, consiguió un trabajo en Massachusetts y se trasladaron allí en el 2002, Steve decidió que había llegado el momento de jubilarse.
“Pensé que podía aprovechar el conocimiento que adquirí de Duxbury y convertirlo en un negocio”, dice. “La ventaja era que si el negocio funcionaba, sería estupendo. Si no funcionaba, podría hacer lo que quisiera. Tenía mi pensión, así que no estaba obligado a ganarme la vida con ello”.
Haciendo lo que quiere… por un precio
Steve no tardó en triunfar como transcriptor de braille. El primer contrato de Jennco provino de Ann Morris Enterprises, que en aquella época era una empresa conocida por vender productos a la comunidad de no videntes. Dice que Ann le encargó a Steve la producción de una versión en braille de su catálogo, que contenía unos 1000 artículos. Con el tiempo, Ann vendió su negocio a Independent Living Aids, con quien Steve siguió trabajando durante un tiempo.
Otro de sus proyectos fue escribir en braille las guías de programas para la radio por satélite SiriusXM. Pero el contrato más duradero de Steve fue con la Biblioteca Perkins, de la que fue subcontratista desde el 2007 hasta el 2017, cuando volvieron a realizar el trabajo de transcripción de manera interna. En sus comienzos, tenía conocimientos sobre el programa Duxbury que otros no tenían, lo que se convirtió en una verdadera ventaja.
“Como Perkins es una organización sin fines de lucro, pueden permitirse hacer transcripciones en braille, pero no es algo con lo que se gane mucho dinero”, admite Steve. “La ironía de la transcripción en braille es que, si se cobrara lo que realmente vale, se podría quedar fuera del mercado porque requiere mucho trabajo. Es una especie de acto de amor para mí”.
Tras el fallecimiento de su esposa, que también era no vidente y trabajaba como correctora de textos en Jennco porque Steve siempre fue muy exigente con la precisión, empezó a hacer menos transcripciones en braille. Por sugerencia de una amiga, comenzó a trabajar con Slate Roof Press, una cooperativa de poesía del oeste de Massachusetts. Su amiga quería que se grabaran sus libros de poesía, así que ella y otros poetas de la cooperativa leen sus propias obras, y Steve edita y mejora las grabaciones antes de publicarlas como CD o archivos .mp3 descargables. Slate Roof Press es el único contrato que tiene Jennco en estos momentos, lo que en cierto modo lo devuelve a su primer amor, la radio.
“Es uno de los placeres de estar jubilado”, dice Steve. “Hace lo que quiere cuando quiere. Estaría dispuesto a utilizar mis servicios si alguien quiere utilizarlos. Pero no tengo prisa por buscar nada porque me gusta la idea de no estar bajo mucha presión”.
Vea las Conversaciones sobre carreras profesionales:
Vea la entrevista a Steve Dresser en las Conversaciones sobre carreras profesionales.