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Andrés González se interesó por la ciencia y las matemáticas desde muy joven en su Cuba natal. Desde el principio supo que necesitaría tecnología de asistencia para cualquier carrera profesional, pero no imaginaba necesariamente convertirse en el experto informático e ingeniero de software que es hoy.
Ciego desde los siete años debido a un glaucoma, poco frecuente en los niños, Andrés asistió a la única escuela para ciegos de Cuba desde el jardín de infancia. Se interesó por las matemáticas y las ciencias en el primer ciclo de secundaria, y asistió a otra escuela única en Cuba que hace hincapié en las clases de ciencias y matemáticas, junto con las asignaturas típicas de cualquier secundaria.
“Para mí fue toda una transición pasar de una escuela para ciegos a otra en la que yo era el único alumno ciego”, dice Andrés, que luego estudió en la Universidad de La Habana.
Con un poco de ayuda de su familia y amigos
Es evidente que Andrés tiene talento para las matemáticas y las ciencias. Tras licenciarse en Matemáticas, obtuvo un máster en Matemáticas Aplicadas. Sin embargo, en aquel momento había muy pocos recursos en Cuba para las personas no videntes. Los libros en braille escaseaban, al igual que cualquier tipo de tecnología de asistencia, como los lectores de pantalla.
Andrés dice que no tenía libros en braille en la secundaria. Pero lo que sí tenía era mucho apoyo.
“Toda mi familia e incluso algunos amigos de la familia empezaron a ayudarme leyendo los libros, grabándolos en cintas de casete para que pudiera escucharlos”, dice. “En la universidad empiezas a establecer relaciones con amigos y compañeros y colaboras para ayudarte mutuamente”.
Andrés aprovechó todos los recursos que pudo encontrar en Cuba, aprendiendo lo que él describe como programación informática “primitiva” a partir de la secundaria.
En la universidad, tomó su primera clase de programación informática, en la que un poco de ayuda de un amigo marcó una gran diferencia.
“A él no le interesaba la programación en lo absoluto, así que nos asociamos”, explica Andrés. “Él me leía la pantalla de la computadora y yo hacía la codificación, así que era como un lector de pantalla humano, por así decirlo”.
Tras la programación a cada paso
Luego de obtener su máster, Andrés comenzó su carrera profesional como matemático aplicado en investigación neurocientífica. Mencionó que la necesidad de aprender programación se hizo aún más importante, así que siguió estudiando todo lo que pudo sobre escritura de código informático.
Cuando se le presentó la oportunidad de trasladarse a Estados Unidos, afirma que no se lo pensó dos veces. Pensó que la programación informática podría ser una buena profesión.
Resultó que estaba en lo correcto: En 1997, Andrés fue el tercer ingeniero contratado para trabajar en la primera versión de JAWS, que hoy sigue siendo uno de los lectores de pantalla para Windows mas populares.
“Para mí, la programación ha sido una experiencia de aprendizaje constante”, dice Andrés. “Incluso después de hacerlo durante 25 años, nunca dejo de aprender cada día porque es un campo en constante evolución”.
En 2004 comenzó a trabajar como experto informático sénior para Adobe -donde trabajó durante 15 años- y en 2019 fue contratado por una gran empresa tecnológica como ingeniero de software sénior.
Mantener el rumbo
En su trabajo actual, Andrés forma parte del equipo de accesibilidad de la empresa, que crea tecnología accesible para personas con una amplia gama de discapacidades. Su función se centra en la accesibilidad web con especial énfasis en WebKit. Describe WebKit como el “motor” de las aplicaciones, incluido el navegador web Safari; el motor de todas las aplicaciones que utilizan tecnologías web en la plataforma de la empresa. Andrés también trabaja en el desarrollo del lector de pantalla VoiceOver.
“[La empresa] lleva muchos años liderando este campo y estoy muy orgulloso de formar parte de la organización”, afirma. “Algo que motiva a los ingenieros y científicos como yo en general es que sabes que estás trabajando en algo interesante y siempre en evolución. Pero al mismo tiempo, trabajo en un campo que me es muy cercano”.
Andrés puede decir por experiencia propia que merece la pena mantenerse en el campo que desee y pedir ayuda cuando sea necesario.
“No te rindas”, dice. “Encontrarás retos en el camino, pero superar los obstáculos es la forma de forjar el futuro. Y acércate a tus amigos, docentes o compañeros. Nadie puede hacerlo todo solo”.
Más información:
Andrés tiene aún más para compartir sobre sus experiencias profesionales. Vea a Andrés en este episodio de «Conversaciones de carreras profesionales».