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Cuando Ronit Mazzoni trabaja como asesora genética en un departamento de fertilidad y reproducción, aporta una perspectiva única como persona no vidente. Mientras trabaja con pacientes o con alumnos que estudian para convertirse en asesores genéticos, les ofrece una perspectiva que no obtendrán de nadie más. Eso es algo excelente por varias razones.
No vidente de nacimiento, Ronit afirma que las personas con discapacidades suelen estar mal representadas en el ámbito sanitario porque las discapacidades se perciben como algo que necesita ser curado o tratado. Sin mencionar que hay muy pocas personas con discapacidad trabajando en la sanidad, añade.
“A veces siento que estoy educando a la gente pasivamente, solo por el hecho de estar allí haciendo el trabajo”, dice Ronit, cuyos ojos eran pequeños y estaban poco desarrollados al nacer debido a una microftalmía bilateral.
Su trabajo actual
En su trabajo actual, ella ayuda y asesora a las familias sobre las opciones de análisis de embriones en un ciclo de fecundación in vitro (FIV). Recuerda a una paciente que quería transferir un embrión cuyas pruebas revelaron que tenía un trastorno genético muscular. La madre quería transferir el embrión para que su otro hijo, quien padece la misma enfermedad, tuviera un hermano completo.
“En una reunión de ética se debatió si se debía permitir a la madre transferir el embrión”, explica Ronit. “Hablamos mucho sobre el capacitismo, y yo estaba de acuerdo con que transfiriera ese embrión porque ella estaba plenamente informada y debía tener su autonomía. Al fin y al cabo, ¿quiénes somos nosotros para decir que ésta no es una vida que merezca la pena?”
Añade que ayudó a otros en la clínica a considerarlo desde una perspectiva diferente, y hablar de algo que le parecía relevante marcó una diferencia positiva para ese paciente.
Educar a la gente sobre las discapacidades
Ronit aplica una filosofía similar cuando trabaja con los alumnos del programa de formación. Se siente afortunada de que el programa vea el valor de que los estudiantes aprendan de ella.
“No es sólo por la educación sobre fertilidad, sino también por trabajar con personas con capacidades diferentes”, afirma. “Trabajamos con personas con discapacidad todo el tiempo, así que los estudiantes tienen que sentirse cómodos con ello”.
En su anterior puesto, durante diez años en un hospital del condado donde prestó asesoramiento pediátrico exhaustivo, Ronit también tuvo la oportunidad de educar a la gente sobre las discapacidades.
“Allí, el objetivo era averiguar qué podemos hacer para ayudar a ese niño a ser lo más productivo posible y alcanzar su máximo potencial”, dice Ronit. “Pasé mucho tiempo hablando con los padres sobre cómo defender a sus hijos en los sistemas públicos de enseñanza, porque yo tuve que pasar por eso”.
Perseguir el éxito desde una edad temprana
Los padres de Ronit la ayudaron a prepararse para el éxito con servicios de intervención temprana y la enviaron a un centro preescolar para niños no videntes. Allí recibió una valiosa educación, como la exposición temprana al braille. Más tarde, sus padres trasladaron a la familia más cerca de un colegio con un aula con recursos creada principalmente para niños no videntes. Ronit dice que el objetivo final era integrarla en la escuela desde el jardín de infantes.
A lo largo de la escuela primaria, aprendió braille, orientación y movilidad (O&M) y otras habilidades, y así aumentó gradualmente su tiempo en un aula convencional. En secundaria y bachillerato se integró plenamente en la escuela.
“Aprendí a defenderme a mí misma a una temprana edad cuando asistí a una escuela sin aula de recursos, allí tuve que aprender qué necesitaba y cómo pedirlo”, dice Ronit. “También participé en mis propios Planes Educativos Individualizados a partir de quinto o sexto grado”.
Esa autodefensa le resultó útil cuando fue a la universidad, donde ni siquiera había una oficina para discapacitados. Se interesó por la genética cuando estudiaba biología en el instituto y su pasión por este campo no dejó de crecer. Ronit se licenció en Biología Humana en el Scripps College de Claremont en California y obtuvo un máster en Asesoramiento Genético en la Northwestern University de Chicago.
Perseverar pase lo que pase
Ronit dice que no estaba totalmente preparada para lo desafiante que sería encontrar trabajo. Tardó más de un año en conseguir el primero. Para el segundo, tuvo que ser voluntaria durante seis meses antes de que le dieran un puesto remunerado. Su trabajo actual requiere que demuestre cómo utilizar tecnología de asistencia como JAWS para trabajar con tecnología como los historiales médicos electrónicos.
“Otras personas no videntes siempre me dijeron que una vez que consigues tu primer trabajo, no tendrás problemas para conseguir otro”, dice Ronit. “No sé por qué dijeron eso. Es un desafío para toda la vida cada vez que quieres cambiar de trabajo”.
Ella hace énfasis que no quiere desanimar a nadie, pero cree que es importante comprender la realidad, aunque se tengan años de experiencia.
“Habrá fracasos”, dice Ronit. “Pero siempre recuerda que no tiene nada que ver con tu capacidad. Solo hay que tener perseverancia y seguir intentándolo”.
Más información:
Ronit tiene aún más para compartir sobre sus experiencias profesionales. Véala en este episodio de Conversaciones sobre carreras profesionales.