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Nota del editor: Publicado originalmente en TX SenseAbilities en la primavera de 2022, LaQuesa Wright reflexiona sobre la crianza de su hija adulta joven con visión reducida.
Reflexiones de una madre sobre la crianza de un hijo con discapacidad visual
Me llamo LaQuesa Wright y soy madre de tres hijos. Demetria Ober es mi hija de 22 años que nació con una enfermedad ocular poco frecuente llamada maculopatía congénita. Por desgracia, no supimos de su discapacidad visual hasta que cumplió diez años. De niña, Demetria era la típica niña curiosa, juguetona y feliz. No había signos de discapacidad visual. Siempre fue una estudiante sobresaliente; jugaba con su hermana y con todos los demás niños/as y hacía todas las cosas que se esperan que hagan. Ahora que sabemos que tiene una discapacidad visual, cuando miro hacia atrás, creo que había algunas señales. Como madre, no quería creer que mi hija tuviera imperfecciones.
La crianza de Demetria
Mientras Demetria crecía como niña con visión reducida, yo tenía grandes expectativas en cuanto a su objetivo final de independencia. Como hija del medio, se esperaba de ella que limpiara, mantuviera las responsabilidades diarias e hiciera lo mismo que yo esperaba que hicieran mis otros hijos. No diría que fue más difícil criar a una niña con discapacidad visual, aunque debo admitir que requería más de mi atención. Sentía que mi trabajo era inculcarle una gran confianza para que creciera y comprendiera que, para ella, el cielo era el límite. Quería enseñarle a adaptar cosas que le hicieran la vida un poco más fácil y le permitieran llevar una vida independiente. Le di amor duro cuando fue necesario y la hice responsable al igual que a mis otros hijos.
Hubo un momento en que sentí que Demetria tenía depresión. Parecía como si estuviera atrapada en una burbuja y luchara por encontrarse a sí misma. Creo sinceramente que enviarla a la Escuela para No Videntes y Discapacitados Visuales de Texas (TSBVI, por su sigla en inglés) en octavo año la ayudó a salir adelante. Vi a una Demetria diferente durante su permanencia en la TSBVI. Empezó a participar en teatro, se convirtió en una atleta estrella y parecía más animada de que nunca. Recibir ese apoyo de la TSBVI, del personal y de los docentes que nos recibieron como una familia es una experiencia que nunca olvidaremos y por la que estamos muy agradecidos.
Consejos que recibí
Diría que el mejor consejo que recibí sobre la crianza de Demetria es que hay que intentar ser comprensivo aunque nunca se llegue a entender y también intentar comprender que las cosas pueden ser más difíciles pero no imposibles. Hay que confiar en nuestros hijos. Demetria me convenció para que le diera la oportunidad de ser independiente. Es mucho más fuerte que yo y más valiente. Yo creo que no sería tan fuerte como ella con lo que está experimentando.
Ser discapacitada visual no la frena ni la detiene. En cambio, la motiva y le da impulso y propósito. Recuerdo que preguntaba a sus docentes qué podía hacer yo como madre para facilitarle la vida. Me respondían: “Sigue haciendo lo que haces: ser madre”. Para mí, ser madre es ser la fan número uno de Demetria, la que la motiva cuando se siente mal consigo misma. Intento estar siempre ahí y ayudarla en esos momentos. Siempre dije que sería mejor que mis padres y no me guardo nada. Aunque tome decisiones equivocadas, nunca intento justificarlas.
Un ejemplo a seguir
Le di a Demetria la oportunidad de hablar abiertamente conmigo y de expresar sus opiniones para que se sienta cómoda defendiéndose a sí misma. No soy en absoluto una madre perfecta, pero lo intento. Demetria es ese lado perfecto de mí. Ella hizo mucho más que yo. Me empujó a viajar y a querer más para mí. Siendo la primera estudiante universitaria de nuestra familia, se graduará en la primavera de 2023 de la Universidad de la Mujer de Texas de Trabajadora Social y de una especialización en interpretación médica al español. Durante el periodo 2021-2022, Demetria estudiará en el extranjero en Granada, España, para aprender español. Después de graduarse, tiene previsto cursar estudios de posgrado. Me motiva de verdad cada día. Demetria superó mis expectativas para su vida. Sabía que estaba destinada a la grandeza, pero no pensé que sería tan extrema.
Lo que aprendí
Aprendí que no importa por lo que estés pasando en la vida; lo que ayuda es el apoyo, el amor y la atención. Hay que infundir confianza, amor e inteligencia en el hogar. Si no se empieza por ahí, ¿cómo van a saber y devolver el amor? No se puede encerrar a un hijo en una caja. Hay que apoyarlos y empujarlos. Tengo que pensar que un día no estaré allí, así que tengo que hacer lo que pueda para apoyarla y hacer que se sienta cómoda haciendo cosas sin mí. Hay que enseñarles a nuestros hijos a ver su potencial. Yo era dura con Demetria y nunca me callaba nada. Además, siempre me recuerdo a mí misma que su discapacidad visual no es culpa mía. Como madre, me costó aceptarlo. Me culpaba del deterioro de mi hija y siempre me preguntaba: “¿Por qué?”. Ahora sé que no podría haber hecho nada para cambiarlo y es cierto que a los soldados más fuertes les tocan las batallas más duras. Me perdoné a mí misma gracias a la fuerza de mi hija, y ese fue el regalo más grande.
Cómo reconocer sus puntos fuertes
Hoy puedo decir con una mano en el corazón que soy una madre muy orgullosa. Creo que Demetria es más que una niña normal ante mis ojos. Es muy joven y sabe quién es como persona. Creo que nació para ser grande y exitosa. Veo su propósito incluso cuando a veces me cuesta ver el mío. Mi hija es la persona más amable, humilde, servicial, positiva y diversa que conozco. Mi cualidad favorita es que no cree en los juicios. Siempre quiere ver lo bueno en todos y en todo, y siempre antepone a los demás antes que a sí misma. Estoy muy agradecida por tener una hija que asimiló todo lo que le transmití, y es un testimonio viviente que ahora está abriéndose camino en la edad adulta para marcar la diferencia en el mundo.