Cinco consejos para aumentar la independencia

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La diferencia entre el nivel de independencia de un niño de tres años (preescolar) y el de un niño de once años (quinto grado) es significativa. El cambio no se produce de la noche a la mañana, sino mediante una serie de cambios graduales en el comportamiento. Algunos de estos cambios son parte natural del crecimiento y la madurez interna, mientras que otros se logran mediante instrucción directa. Para algunos niños, el crecimiento se produce por medio de la observación casual, o lo que se conoce como aprendizaje incidental.   

Nuestros hijos no videntes o con visión reducida suelen perderse muchas de las oportunidades de aprendizaje incidental que los rodean, ya que la observación visual casual no es la forma en que se produce la mayor parte de su aprendizaje. Pero no se preocupe, ¡hay una solución! Para que nuestros hijos no se pierdan oportunidades fundamentales de aprendizaje, los adultos que forman parte de sus vidas (es decir, nosotros) tenemos que asegurarnos de que se les ofrece una enseñanza específica e intencionada para fomentar su independencia en diversos entornos. ¿Cómo debe ser la enseñanza para fomentar la independencia? ¡Buena pregunta! Profundicemos un poco más y veamos algunas estrategias concretas que puede emplear para incentivar la incipiente independencia de su pequeño/a.  

1 – Fomente la alfabetización 

  • A medida que se desarrollan las habilidades de lectura y escritura, se fomentan también todo tipo de otras importantes capacidades y cualidades: el éxito escolar, la capacidad de aprender de forma independiente, la comunicación cotidiana y una sensación general de confianza.  
  • Para el niño vidente, el desarrollo de la alfabetización se produce en todas partes, todo el tiempo, a través de los textos que se encuentran en su entono diario. Por el contrario, los niños no videntes y con visión reducida necesitan oportunidades orquestadas para desarrollar sus habilidades de lectura y escritura. 
  • Lean libros juntos y etiqueten los objetos del hogar y del aula con el medio que prefieran. 
  • Fomente actividades de motricidad fina, como garabatear (con marcadores o una máquina de braille), jugar con plastilina, recortar, doblar, jugar con diferentes pomos y hebillas, etc. Así, desarrollará la resistencia física necesaria para escribir, teclear o usar una máquina de braille. 

2 – Escúchelo/a 

  • En nuestro día a día, tomamos muchas decisiones sencillas. Involucre a su hijo/a en el proceso de toma de decisiones: ofrézcale opciones a la hora de elegir la ropa para el día, las actividades en las que participará y los bocadillos disponibles.  
  • Guíelo verbalmente a través del proceso de evaluar las ventajas y desventajas de estas decisiones sencillas y de bajo riesgo. Esto fortalecerá su confianza para tomar futuras decisiones de mayor peso, ya que aprenderá a confiar en su propio discernimiento y desarrollará sus preferencias.  
  • ¡Anime el pensamiento independiente y pídale su opinión! Siempre que sea posible, pregúntele a su hijo/a qué piensa de una determinada situación. Escuche atentamente y afirme su proceso de pensamiento.  
  • Enséñele a pedir ayuda cuando la necesite y a rechazarla cuando no. Los juegos de rol son una forma estupenda de preparar a sus hijos para cada una de estas situaciones. 

3 – Aumente su participación en las actividades de la vida cotidiana 

  • Como padres, cada día hacemos millones de cosas por nuestros hijos sin siquiera pensar en ello. Lo reto a lo siguiente: elija una actividad por semana (o por el periodo de tiempo que les parezca bien a usted y a su hijo/a) y empiece a aumentar la participación de su hijo/a en ella. Disminuya gradualmente su intervención hasta que, finalmente, su hijo/a haga la tarea solo/a (de acuerdo a su edad y desarrollo). 
  • No haga por ellos lo que ya pueden hacer por sí solos. Aunque la tarea en cuestión se haga con más torpeza de la que preferiría, permita que la haga por su cuenta.  
  • Inclúyalo/a en la preparación de los alimentos y enséñele de dónde provienen. Deje que lo ayude a preparar el desayuno o la merienda en casa, que prepare parte de la comida, que planifique con usted el menú de la cena y que compre en la tienda. Visiten una granja interactiva U-pick y disfrute de los frutos de su trabajo. 
  • Dele responsabilidades en casa. Las tareas son beneficiosas porque le enseñan habilidades funcionales necesarias para la vida diaria y son una herramienta invaluable para impulsar la autoconfianza y la autodeterminación de nuestros pequeños. Además, ayuda a mantener la casa limpia. ¡Así que todos salen ganando!  

4 – Anímelo/a a ayudar a los demás  

  • Incluya a su hijo/a en el cuidado de sus hermanos menores, si los tiene. Esto puede ser tan sencillo como que le ofrezca un abrazo a su hermanito para consolarlo en un momento de angustia, o ayudarlo a usted a preparar la comida para toda la familia.  
  • Busque oportunidades para mostrarle las acciones y el proceso de pensamiento (dígalo en voz alta) que hay detrás de observar una necesidad en otra persona, determinar si puede ayudar y decidir ofrecer ayuda.  
  • ¡Trabajen juntos como voluntarios! Busque un banco de alimentos local, una iglesia u otra organización benéfica y decida cómo puede colaborar con su hijo/a.  
  • Cuando espera que su hijo/a mire más allá de sus propias necesidades y ayude a otra persona, además de fomentar su sentido de la compasión, le transmite que tiene habilidades y capacidades valiosas que ofrecer al mundo.  

5 – Déjelo/a fracasar 

  • Deje que experimente las consecuencias naturales. Si olvida las tareas en casa con frecuencia, no deje lo que está haciendo para llevársela a la escuela (aunque no esté haciendo nada en ese momento). Que obtenga el cero. Todos hemos pasado por experiencias y temporadas en las que hemos tenido que aprender “por las malas”. Su pequeño/a no es diferente. Deje que aprenda mientras las consecuencias no sean tan graves.  
  • Permítale sentir decepción. A veces, las cosas no salen como queremos, y eso no nos gusta. Es posible que su hijo/a tenga que superar grandes emociones cuando estas decepciones lleguen inevitablemente. No se abalance inmediatamente con una distracción, en cambio, ayúdelo/a a aprender a expresar sus pensamientos y emociones. Enséñele y dele el ejemplo de cómo manejar la frustración, la tristeza y la ira que siente de forma apropiada. 
  • Cuando sea posible, deje que su hijo/a resuelva sus propios conflictos. En los años de preescolar, esto no será posible la mayoría de las veces, pero cuanto más dé el ejemplo y hable sobre las formas adecuadas de resolver los desacuerdos, más capaz será su hijo/a a medida que crezca. Esta es otra área en la que los juegos de rol pueden ser una gran herramienta didáctica. 

Disfrute viéndolo crecer  

Puede que algunos niños solo necesiten empujoncitos para fomentar el crecimiento de su independencia. En cambio, otros pueden necesitar instrucciones y demostraciones mucho más graduales para empezar a avanzar en la dirección correcta. Independientemente de sus estilos y preferencias de aprendizaje, todos los niños no videntes o con visión reducida se beneficiarán enormemente de los esfuerzos intencionados para guiar y fomentar sus procesos de aprendizaje y desarrollar su independencia. Diviértase presentándole a su hijo/a al adulto joven, cada vez más seguro e independiente, en el que se está convirtiendo poco a poco (o quizá demasiado rápido).