Rutinas para niños con ceguera o visión reducida
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Las rutinas son una parte importante de la vida de todos los niños porque los ayudan a desarrollar un sentido de estabilidad y orden, además de proporcionarles la información y las experiencias necesarias para realizar las tareas con mayor independencia. Son especialmente importantes para los niños con ceguera o visión reducida, que suelen tener dificultades para observar lo que ocurre en el mundo que los rodea. Cuando las cosas son predecibles (es decir, cuando suceden las mismas cosas en un orden determinado y a una hora determinada del día), los niños tienen la seguridad de que el mundo es un lugar seguro para aprender a abrirse camino. Las rutinas también pueden dar a los niños información esencial sobre qué causas conducen a qué efectos; pueden ayudarlos a desarrollar pautas de comportamiento, a desarrollar habilidades en secuencia de principio a fin y a desarrollar la confianza como procesos completos.
Secuencias paso a paso
Como probablemente sepa por experiencia propia, muchas actividades cotidianas se basan en rutinas paso a paso. Por ejemplo, su hijo/a tiene una rutina para “levantarse”, que consiste en quitarse el pijama, ponerse la ropa interior, luego los calcetines, después la ropa de juego, luego los zapatos y, luego, peinarse. Todos estos pasos forman parte de una rutina lógica: una secuencia de pasos que encajan en torno a un tema central.
Los pasos de una rutina pueden ser naturales para usted, pero no para su hijo/a en edad prescolar hasta que haya aprendido a hacer cada paso en un orden sistemático. Seguir la misma serie de pasos cada vez que se inicia una actividad, además de explicarle a su hijo/a lo que está haciendo y por qué lo hace, es una forma de ayudarlo a aprender rutinas. Tal vez empiece con cada salida al parque dándole a su hijo/a un gorro para que se lo ponga, poniéndole después crema solar y preparándole una bolsita con algún refrigerio y agua. Para un niño no vidente o con visión reducida que no puede aprender simplemente observando a los demás, este tipo de estructura puede darle la tranquilidad de saber qué va a ocurrir a continuación. Al mismo tiempo, repetir los pasos puede ayudarlos a desarrollar habilidades y confianza en ellos mismos.
Práctica, práctica, práctica
- Su hijo/a practica la motricidad cada vez que cierra el cierre de una campera o se ata los cordones de los zapatos.
- Si su hijo/a tiene algo de visión, puede utilizarla para ver dónde está su balancín favorito.
- Su hijo/a aprende conceptos. ¿La bolsa con los refrigerios está en la mesa o en la heladera? ¿Qué es lo primero, lo segundo y lo último a la hora de prepararse para ir al parque?
- También aprende palabras y conceptos y practica su uso. Hay un estanque en el parque; hay agua en el estanque; se puede tocar el agua del estanque.
La paciencia es esencial
Se necesita mucha paciencia para enseñar, observar y esperar a que los niños hagan tareas como vestirse o los pasos necesarios para poner los cubiertos en la mesa de la cocina. Usted podría hacerlo mucho más rápido, pero es muy importante que le dé a su hijo/a el tiempo que necesita para terminar a su propio ritmo. Es igualmente importante que su hijo/a sepa, con palabras o con un abrazo, que lo ha hecho bien.
Para ayudarlo/a a aprender una rutina, fíjese primero en los pasos que tiene que dar. Por ejemplo, para ayudar a poner la mesa:
- En primer lugar, saber dónde encontrar los utensilios.
- En segundo lugar, ser capaz de reconocer cucharas, tenedores y cuchillos.
- En tercer lugar, ser capaz de contar cuántos de cada uno para llevar a la mesa.
- Y luego, para completar la tarea, aprender dónde colocar cada juego de tenedor, cuchillo y cuchara. Puede ayudar a su hijo/a a aprender explicándole por qué es necesario poner la mesa y qué implica hacerlo y, luego, hágale una demostración.
Desarrollo de rutinas
- Fíjese en los pasos que da su hijo/a y elija uno o dos nuevos para enseñarle. Por ejemplo, puede que tenga que mostrarle cómo se pone la pasta de dientes en un cepillo, en lugar de hacerlo usted.
- Si su hijo/a no recuerda qué hacer a continuación, puede indicarle que haga el siguiente paso. En primer lugar, inténtelo de forma verbal: “¿Qué es lo siguiente que tienes que tomar?” y, si no funciona, dele una palmadita en la mano o en el brazo para animarlo/a. A veces, es necesario hacer algo juntos físicamente. Para evitar que su hijo/a dependa de que siempre le diga el siguiente paso, una vez que vea que puede dar un paso, disminuya (o empiece a hacer desaparecer) su ayuda.
- Piense en cómo puede utilizar el color y el contraste en el hogar para ayudar a su hijo/a.
- Si su hijo/a es no vidente o tiene visión reducida, será útil utilizar braille y texturas en sus rutinas.
Las rutinas sencillas y cotidianas que enseñe a su hijo/a pueden servirle ahora de cimientos para aprender habilidades más complejas y ser una base sólida para su aprendizaje, madurez e independencia en el futuro.