Comportamientos repetitivos en niños no videntes o con visión reducida: ¿cuáles son?
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Skyler, de catorce meses, estaba sentada en el suelo de la guardería de la sinagoga. Un viernes por la tarde, mientras sus padres hablaban con la responsable. Cuando la mujer se percató de que la niña se estaba hundiendo los ojos, se inclinó hacia ella y le dijo: “Oh, debes de estar cansada. Vamos a buscarte un sitio tranquilo para que duermas la siesta”. Pero Skyler no se hundía los ojos porque tuviera sueño.
Las familias de algunos niños no videntes o con visión reducida pueden descubrir que sus hijos se comportan o actúan repetidamente de formas que pueden confundir a los observadores videntes. Varios términos utilizados para describir estos comportamientos incluyen comportamientos estereotipados, manierismos, comportamientos autoestimulantes y “ceguismos”. Independientemente de cómo se denomine el comportamiento, es importante entender por qué se produce y qué se puede hacer al respecto.
Comportamientos
- Hundirse o presionarse los ojos: algunos niños se hunden o presionan repetidamente los ojos con las manos o los dedos. Antes de intentar cambiar ese comportamiento, asegúrese de que no se debe a que a su hijo/a le duelen los ojos. Consulte con su oftalmólogo si hay una posible explicación médica.
- Agitar las manos: algunos niños agitan las manos cuando están emocionados y dejan de hacerlo al cabo de un rato, cuando se calman. Esto puede ocurrir repetidamente sin razón aparente.
- Balanceo: el niño puede balancearse hacia delante y hacia atrás o de un lado a otro, sentado o de pie. En algunos niños, el comportamiento aumenta a medida que se emocionan.
- Mirar fijamente la luz: la luz es muy estimulante para algunos niños. Es posible que les guste mirar fijamente una lámpara o una ventana soleada y que también muevan o agiten los dedos delante de los ojos. Esta mirada o movimiento hace que la luz forme patrones.
- Sacudir la cabeza: los niños pueden sacudir la cabeza de un lado a otro de forma repetida aunque no estén diciendo “no”. Algunos bebés son especialmente propensos a hacerlo cuando están tumbados en la cuna o boca arriba en el suelo.
¿Por qué los niños no videntes o con visión reducida muestran estos comportamientos repetitivos?
No hay una teoría consensuada sobre por qué algunos niños con deficiencias visuales tienen comportamientos estereotipados, que a veces también se observan en niños con otras discapacidades. Una teoría es que el niño no recibe tantos estímulos ambientales como los niños videntes. Como no puede ver todo lo que ve un bebé vidente, busca estímulos en su interior. Otra teoría es que algunos niños con deficiencias visuales no juegan con juguetes ni socializan como los bebés videntes, por lo que los comportamientos que todos los bebés realizan de vez en cuando se convierten más bien en un hábito. Una vez que eso ocurre, es difícil cambiar o redirigir el comportamiento y ayudar a los niños a aprender formas socialmente más aceptables de expresar la emoción o el aburrimiento.
Qué puede hacer para ayudar a su hijo/a a cambiar su comportamiento estereotipado
La mayoría de la gente tiene algún comportamiento autoestimulante que realiza sin pensar: sacudir las rodillas, sonarse los nudillos, revolverse el pelo o chasquear un bolígrafo repetidamente. La gente tiende a hacer esto cuando está aburrida, nerviosa o preocupada. A menudo, no nos damos cuenta de que tenemos estos comportamientos, y puede que otros tampoco porque entran en la categoría de “socialmente aceptables”. Pero los comportamientos estereotipados que adoptan algunos niños con deficiencias visuales no son socialmente aceptables y muchas personas pueden considerarlos muy inusuales. Puede ser útil trabajar con su hijo/a para sustituir ese comportamiento por otro que se considere más aceptable socialmente.
Los bebés necesitan una actividad física placentera. Una forma de cambiar el comportamiento estereotipado de su bebé es ayudarlo a encontrar estímulos de formas aceptables. Por ejemplo, cuando le presente una variedad de juguetes, dele una razón para usar su cuerpo, en particular sus manos, para explorar y jugar con estos nuevos objetos. Una vez que se involucra en una actividad estimulante, es menos probable que se le ocurra hundirse los ojos o sacudir la cabeza. Reorientar la atención del bebé de un comportamiento estereotipado a una actividad diferente y placentera puede ayudarlo a dejar ese hábito. Los juguetes no son las únicas distracciones útiles: pueden cantar juntos una canción, hacerle cosquillas o jugar a las palmitas.
Céntrese en el refuerzo positivo
Procure no retar a su bebé si ve que se autoestimula. Es posible que aprenda rápidamente que puede llamar su atención, aunque sea negativa, haciendo eso. En lugar de eso, intente reconducir su comportamiento.
Recuerde prestar atención a su hijo/a y elogiarlo. Cuando, por ejemplo, no se está meciendo o hundiéndose los ojos mientras espera para acariciar al poni en el zoológico interactivo. Darle a su hijo/a palabras positivas o una palmadita suave puede empezar a cambiar su comportamiento. Intente decirle elogios específicos en lugar de generales y ayudará aún más.
Pídale a sus familiares y amigos que no fomenten el comportamiento autoestimulante de su hijo, porque así le resultará más difícil dejar el hábito a medida que crezca. Al mismo tiempo, deje claro que no quiere que lo regañen o se burlen de él/ella por ello. Pueden ayudar a distraer a su hijo/a de estos comportamientos jugando con él/ella o haciéndole participar de alguna otra forma en una actividad. Si están interesados en saber más sobre estos comportamientos, puede sugerirles que echen un vistazo en FamilyConnect.
Conciencia social
A medida que su hijo/a se empiece a fijar más en los demás niños, hágale saber que la mayoría de ellos no tienen el hábito que usted intenta quitarle. Hágale saber de algún modo que no debe enfadarse ni avergonzarse de cómo responden los demás a su comportamiento. “Hay una niña en el arenero que parece asustada porque agitas las manos. Si las mantienes quietas puede que venga a jugar contigo”. A los niños pequeños puede costarles entender cómo les perciben los demás, por lo que es posible que su hijo/a no esté preparado para este tipo de comentarios.
¿Le preocupan los comportamientos de su hijo/a? Lea una guía para padres sobre problemas de comportamiento.
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