¿Es relevante el braille en el mundo laboral del siglo XXI?

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Dedos que tocan una página en braille.

¿Por qué utilizar el braille?

¿Conoce el dicho: “Si me dieran diez centavos por cada vez que alguien me pregunta…”? Bueno, esta es una de esas preguntas que me habrían hecho más rico de lo que puedo imaginar. Se puede reemplazar el lugar de trabajo por el aula, el hogar o cualquier otro entorno, pero la finalidad de la pregunta es la misma. ¿Por qué las personas no videntes o con visión reducida todavía necesitan el braille? La respuesta es fácil. Una persona que sabe leer y escribir está alfabetizada. La alfabetización también supone que uno puede leer lo que escribe. Si tenemos en cuenta a alguien como yo, una persona que nunca tuvo buena visión y que ahora casi no la tiene, la definición de alfabetización puede complicarse y resultar confusa.

El estudiante con visión reducida

En primaria, podía leer libros acercándomelos a la cara. También podía escribir con un lápiz y leer lo que escribía. Cuando aprendí a escribir en letra de carta, podía escribir con bolígrafo y leer lo que escribía con mayor facilidad porque el contraste era mejor. Me di cuenta de que la tinta negra era más fácil de ver que la azul, así que siempre utilizaba la negra. Sin embargo, mi letra siempre fue deficiente y nunca pude leer con facilidad lo que escribían los demás, sobre todo en letra de carta. Entonces, ¿estaba de verdad alfabetizado al comienzo de mi educación? Tal vez sí, tal vez no.

A medida que la letra de los libros que quería o necesitaba leer se hacía más pequeña, mi capacidad de lectura disminuía. En cuarto curso, ya escuchaba audiolibros de Talking Books por placer, a menos que pudiera conseguir un libro con letra grande. No siempre podía terminar las tareas de lectura en la escuela porque la cantidad que tenía para leer me llevaba demasiado tiempo y me provocaba una gran fatiga ocular. Alrededor del octavo curso, me di cuenta de que los profesores nos enseñaban el contenido más importante de los libros de texto durante las clases, así que terminar de leer me resultaba cada vez menos atractivo. Aprobaba los exámenes, aunque mis calificaciones no eran estupendas, pero en ese entonces me conformaba con ellas. Desearía que alguien me hubiera dicho que estaba menospreciando mis habilidades, que me conformaba con poco y que no desarrollaba todo mi potencial. Durante este tiempo también me di cuenta de que mi capacidad ortográfica disminuía porque escribía la mayoría de las palabras escritas que leía y, por lo tanto, las escribía mal. ¿Cree que toda esta situación perjudicaba a mi alfabetización?

La etapa universitaria

Durante el primer año en la universidad, tuve dos revelaciones inesperadas. En primer lugar, por regla general, los profesores universitarios no dan clases sobre lo que aparece en los libros de texto. Esperan que los lean e imparten otros temas durante las clases. Sin embargo, los exámenes se basan en lo que está escrito en los libros de texto, y la calificación depende de lo leído. Pasé de tener calificaciones como 10 y 9 en la escuela secundaria a tener 7 y 6 en la universidad. No hace falta decir que no me hizo ninguna gracia ni tampoco a mis padres.

Mi segunda revelación inesperada tiene que ver con la lectura de los apuntes de las clases. Al final del segundo semestre, mientras me preparaba para los exámenes finales, descubrí que ya no podía leer lo que había escrito en letra de carta al principio del semestre. Tenía páginas y páginas de notas completamente ilegibles. Para el siguiente semestre, tuve una idea y empecé a imprimir los apuntes, a saltarme renglones a fin de que lo que escribía no estuviera tan abarrotado y a utilizar cuadernos de renglones anchos, en lugar de los típicos cuadernos universitarios. También me esforcé más por terminar las tareas de lectura, pero los libros de texto grabados y los lectores humanos (todo lo que tenía a mi disposición en aquel momento) no eran suficiente ni lo bastante eficientes. Una vez más, mi nivel de alfabetización había disminuido.

Trabajar con pérdida de la visión

Se preguntará dónde está el braille y por qué es importante para esta historia. Pasaron 15 años hasta que terminé el máster y empecé a trabajar como asesor de rehabilitación profesional. Tenía más de 100 expedientes divididos en un archivador de cuatro cajones. Hice que mi ayudante pusiera etiquetas de letra grande en cada carpeta durante la primera semana de trabajo. Podía acercar la cara lo suficiente como para leer las etiquetas de las carpetas del cajón superior cuando estaba de pie y podía encontrar una carpeta en el segundo y tercer cajón al utilizar la misma táctica estando sentado. El cajón de abajo era otra historia. Tenía que sacar cada expediente del cajón y acercármelo a la cara para leer el nombre. Esto no era nada fácil cuando hablaba por teléfono y necesitaba una respuesta rápida.

Durante ese mismo periodo, utilizaba una lupa de video para leer la letra normal en el escritorio, aunque de forma muy lenta y con un dolor de cabeza maravilloso a causa de la fatiga ocular que me llevaba a casa cada día. Sin embargo, cuando asistía a reuniones o a conferencias, todo el material impreso me resultaba imposible de leer si no contaba con una lupa de video.

En una sesión de capacitación fuera de la oficina, un hombre muy inteligente afirmó que las personas con visión reducida que utilizan lupas de video para leer son analfabetos funcionales. Dijo que el braille le brinda a una persona no vidente o con visión reducida la posibilidad de alfabetizarse. Al principio, me sorprendió y luego me indignó porque yo encajaba en esa descripción. Me senté con una lupa de video y el manual de capacitación abierto bajo la cámara. Deténgase un momento. ¿También encaja en esa descripción? ¿Trabaja con personas que encajan en esa descripción? Se lo explicaré mejor antes de que se enfade tanto como yo aquel día.

Leer en braille es alfabetizarse

El Dr. Phil Hatlin decía que la velocidad de lectura promedio, que influye en la comprensión, es a menudo inalcanzable para los que tenemos visión reducida, lo que repercute en la alfabetización. Es verdad. Incluso con tecnología de asistencia, no podía completar las tareas de esa capacitación tan rápido como mis compañeros videntes. No podía leer nada a menos que tuviera una lupa de video. No podía escribir nada y leerlo después. Todos esos eran problemas de alfabetización.

A mis 40 años, empecé a aprender braille con entusiasmo. No quería asistir a otra reunión en la que no pudiera leer el orden del día. Quería pasar los dedos sobre las etiquetas de braille de los expedientes, en lugar de acercar la cara a las etiquetas con letra grande. Quería poder leer los mensajes del teléfono celular, en lugar de pedirle a mi asistente que leyera los mensajes de esas hojas rosas de “Mientras estaba fuera”. Quería poder escribir una lista de tareas pendientes, un número de teléfono o una dirección para poder leerlos en cualquier momento y lugar. En otras palabras, quería volver a aprender a leer y escribir. Lo escucho preguntar: “¿Qué tal le fue?”.

¿Debo aprender braille?

El braille es una de mis tres principales competencias laborales, junto con la orientación, la movilidad y la mecanografía por tacto. Me resulta imposible ponerlos en orden, porque sin uno, los demás no funcionan solos.

Dominé el alfabeto braille y algunas contracciones con la ayuda de un compañero de trabajo que aprendió braille de niño y que se lo enseñaba a adultos. Hice un curso de “Braille relevante” en el Instituto Hadley for the Blind and Visually Impaired y aprendí a escribir con pizarra y punzón al mismo tiempo que terminaba de aprender las contracciones. Intento leer todo lo que puedo en braille y me esfuerzo con frecuencia por mejorar mi capacidad de lectura y escritura. Lo etiqueto todo en braille y utilizo una línea braille en un anotador electrónico. Si hago una presentación, el resumen lo preparo en braille. Si viajo en avión, los números de vuelo y los horarios están en braille. Me fijé tres objetivos cuando empecé a aprender braille. Uno, quería poder leer el programa en la siguiente conferencia profesional a la que asistiera. Dos, quería poder leerles a mis nietos. Tres, quería leer las lecturas en la iglesia. Alcancé los dos primeros objetivos, pero todavía no pude lograr el tercero.

Sin embargo, el braille contribuye a mi éxito diario en el trabajo e influye de forma positiva en mi vida familiar. No estoy solo. Las investigaciones demuestran que los lectores de braille (y, por lo tanto, los escritores) tienen un índice de empleo muy superior al de las personas no videntes o con visión reducida que no leen braille. ¿A qué cree que se debe? Es muy sencillo. Las tareas de muchos empleos requieren saber leer y escribir. Los dispositivos de audio o electrónicos de las computadoras no siempre pueden realizar las tareas o son tan ineficaces que ningún empleador considerará calificado a un candidato sin conocimientos adicionales. El braille permite editar y leer de forma eficaz las palabras escritas, ya sea en papel o en una línea braille. Las etiquetas en braille pueden ser la única forma de hacer posible algunos aspectos de un trabajo. Hacer notas en braille y guardarlas en el bolsillo del abrigo para recordar un acontecimiento puede ser la mejor opción para recordar con precisión la hora y el lugar.

¿Está frustrado con la visión?

Si no es lector de braille, piense en alguna ocasión en la que le hubiera gustado poder leer algo importante por sí mismo. ¿Dónde estaba? Si hubiera podido leer braille, ¿habría cambiado algo? ¿Era un cartel del baño? ¿Estaba en un restaurante en el que tienen menús en braille? ¿Era un manual impreso en el trabajo? ¿Era un listado o un directorio que necesitaba consultar en el trabajo? ¿Era nota adhesiva que escribió, pero que luego no pudo descifrar? El braille podría haberlo ayudado en todas estas situaciones y más. Así que tome la iniciativa y empiece a aprender braille hoy mismo.

Recursos para aprender braille

Todo sobre el braille: un recurso de VisionAware

Braille Institute: Programas gratuitos, clases y mucho más

Encuentre cursos de braille del Instituto Hadley for the Blind and Visually Impaired.