Cómo trabajan las personas no videntes o con visión reducida y los mitos más comunes 

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Los empleados cualificados no videntes o con visión reducida son capaces. Solo necesitan herramientas para trabajar con eficacia y entornos propicios a sus esfuerzos. Dos personas que realizan el mismo trabajo pueden utilizar herramientas diferentes y trabajar en entornos muy distintos. Los empleados no videntes o con visión reducida pueden trabajar al utilizar herramientas no tradicionales o al trabajar en un entorno modificado. Estas modificaciones del puesto o del entorno laboral se consideran adaptaciones razonables. 

Una adaptación es una modificación o un ajuste que permite a un candidato o un empleado cualificado con una discapacidad participar en un proceso de postulación o desempeñar las tareas esenciales de un puesto de trabajo. No existe una lista específica de adaptaciones, ya que cada situación laboral es diferente. Sin embargo, los siguientes son ejemplos de adaptaciones que demostraron ser eficaces y asequibles: 

  • Reduzca el brillo o ajuste la iluminación al quitar o sustituir bombillas, al añadir lámparas portátiles, al instalar reóstatos o al ajustar cortinas o persianas. 
     
  • En lugar de enviar notas escritas a mano entre supervisores y empleados o entre compañeros, por lo general se pueden enviar mensajes de voz o correos electrónicos o, si no se dispone de ninguno de ellos, se puede utilizar una grabadora económica. 
     
  • En cuanto a un trabajo que requiera una computadora, existen programas informáticos asequibles que leen en voz alta el texto de la pantalla, aumentan el tamaño de la letra o lo convierten en braille, en función de las necesidades y preferencias específicas del usuario. Las computadoras también pueden estar equipadas con escáneres que convierten el material impreso a voz o a braille. 
     
  • Considerando un trabajo que requiera medir, pesar o calcular, existen muchos tipos diferentes de dispositivos de medición y de cálculo que “hablan”. Entre ellos se incluyen los calibradores, las balanzas, las cintas métricas, los termómetros, los tensiómetros, los relojes, las calculadoras, los identificadores de dinero y las cajas registradoras. 
     
  • En cuanto a un trabajo que requiera viajar, una persona no vidente puede hacerlo con un bastón largo, un perro guía o ayudas electrónicas para viajar. Algunas personas con visión reducida utilizan telescopios especiales para leer las señales cuando viajan. Por lo general, es posible viajar de forma independiente a diversos destinos, incluso a zonas remotas, sin transporte público. Las personas no videntes o con visión reducida suelen tener experiencia en encontrar soluciones creativas para viajar. 

La mayoría de las personas no videntes o con visión reducida que se incorporan a un puesto de trabajo ya conocen en gran medida las adaptaciones  que necesitan y saben cómo utilizarlas. 

El acceso a la información

La tecnología de asistencia, sobre todo las computadoras, hizo muy accesible la mayor parte de la información escrita. La excepción es la información escrita a mano, que en la mayoría de los casos puede sustituirse por voz o correos electrónicos.

¿Cuánto costará?

Los gastos de las adaptaciones suelen ser muy bajos. En la mayor parte de los casos de visión reducida, solo es necesario mejorar la iluminación y la ampliación de la letra. Además, determinar qué adaptaciones son necesarias puede resultar sencillo, ya que, en muchos casos, los empleados no videntes o con visión reducida pueden indicarle las adaptaciones que necesitan.

Los mitos sobre la contratación de personas no videntes o con visión reducida

Así es, las personas no videntes o con visión reducida pueden desempeñar casi cualquier trabajo. Si pensó lo contrario, es probable que se trate de un mito…

Un pasillo oscuro con un signo de interrogación brillante y cuadrado en un callejón sin salida.

Mito n.º 1: Las personas no videntes o con visión reducida se ven limitadas en cuanto a los trabajos que pueden desempeñar y a las carreras que pueden seguir.

La realidad: En contra del mito de que los no videntes solo pueden desempeñar trabajos mal pagados, las personas no vidente o con visión reducida pueden realizar muchos de los mismos trabajos y seguir las mismas carreras que los videntes.

Mito n.º 2: Según la Ley para Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por su sigla en inglés), el empleador es responsable de proporcionar todas las adaptaciones que solicite un empleado no vidente o con visión reducida.

La realidad: La decisión final sobre qué adaptaciones proporcionar corresponde al empleador, siempre que la sección elimine de forma efectiva las barreras necesarias para el empleado. Más información sobre adaptaciones razonables.

Mito n.º 3: Las adaptaciones son costosas para un empleador que tiene que proporcionarlas a un empleado no vidente o con visión reducida.

La realidad: Según la Job Accommodation Network, el 15 % de las adaptaciones laborales no cuestan nada. Los empleadores suelen gastar unos 500 dólares en adaptaciones y afirman que estas son eficaces para aumentar la productividad de los empleados.

Mito n.º 4: Los empleados no videntes o con visión reducida necesitan más supervisión que los otros empleados.

La realidad: Los empleados no videntes o con visión reducida no necesitan más supervisión. Con la formación adecuada para desempeñar las tareas de un puesto de trabajo y al tener a disposición las adaptaciones, las personas no videntes se desenvolverán de forma competitiva y con éxito en el mercado laboral.

Mito n.º 5: Las personas no videntes o con visión reducida no pueden leer material impreso ni escrito a mano.

La realidad: La disponibilidad de tecnología de asistencia hizo que casi cualquier tipo de documento impreso sea accesible para personas no videntes o con visión reducida. Más información sobre tecnología de asistencia.

Mito n.º 6: Si un empleado sufre una pérdida de visión repentina o gradual mientras trabaja, no podrá desempeñar las tareas ni las obligaciones del puesto.

La realidad: Las Agencias Estatales de Rehabilitación Profesional y las organizaciones privadas están disponibles para proporcionar formación en la orientación y la movilidad, el asesoramiento profesional y el desarrollo de habilidades para ayudar a los clientes a desempeñar las tareas laborales actuales o a obtener otras oportunidades laborales.

Mito n.º 7: Un empleado no vidente o con visión reducida tendrá un mayor índice de ausentismo que los empleados sin discapacidad.

La realidad: Las personas con pérdida de la visión suelen tener mejores índices de asistencia que sus compañeros no discapacitados y suelen ser trabajadores leales a la empresa, lo que se traduce en una mayor permanencia en la misma.

Mito n.º 8: Si un empleador contrata a un empleado no vidente o con visión reducida, las tarifas de seguro aumentarán.

La realidad: Las primas de seguro se basan en hechos actuariales generales. Un solo individuo, aunque sea no vidente o tenga visión reducida, no provoca un gran impacto. Muchos estados aprobaron normativas que prohíben diferenciar las primas en función de la ceguera sin pruebas actuariales completas que respalden la distinción.

Mito n.º 9: La ADA protege a un empleado no vidente o con visión reducida frente a medidas disciplinarias en el trabajo.

La realidad: Un empleador siempre tiene la libertad para disciplinar a un empleado que no siga las políticas de la empresa o que no se atenga a las normas. El empleado no vidente o con visión reducida debe estar sujeto a las mismas normas que los demás empleados.

Mito n.º 10: Las personas no videntes tienen dones especiales, como un “sexto sentido”.

La realidad: Aunque es un mito muy común y popular, las personas no videntes o con visión reducida no están dotadas de un sentido más agudo del tacto, el oído, el gusto ni el olfato. Para compensar la pérdida de la visión, muchas personas no videntes aprenden a escuchar con más atención o desarrollan habilidades para aumentar la perspicacia direccional.

Mito n.º 11: Un empleado no vidente o con visión reducida necesitará material en braille en el trabajo.

La realidad: Algunos empleados, en especial los que nacieron no videntes, son excelentes lectores de braille y podrán utilizarlo cuando determinen que es la forma más eficaz de completar una tarea en el trabajo. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de personas no videntes o con visión reducida leen braille. Muchos comprenden lo suficiente del braille como para realizar tareas prácticas, por ejemplo, para hacer notas y etiquetas para sí mismos, pero puede que no necesiten que se les transcriba ningún material. Más información sobre el braille en el entorno laboral.