Transición de la secundaria a la vida adulta para adolescentes no videntes o con visión reducida.
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Aunque “transición” describe el proceso de pasar de una fase a otra, en educación especial suele referirse específicamente al período en que el adolescente se prepara para la vida adulta tras dejar la escuela pública. Durante esta transición deben llevarse a cabo varias actividades.
Transición: ¿Cuándo empieza?
En el caso de los niños no videntes o con visión reducida, el proceso de transición debe planificarse e incluirse en su Programa de Educación Individualizado (IEP, por su sigla en inglés), a más tardar en el IEP vigente al momento de cumplir 16 años. A partir de entonces, debe actualizarse anualmente. Si su hijo tiene discapacidades múltiples o necesidades complejas, el proceso puede empezar antes para darle tiempo a prepararse para la transición a la vida independiente.
¿Qué se supone que tiene que pasar?
Se espera que el equipo educativo de su hijo (el adolescente, usted, el personal del colegio y los proveedores de servicios afines) decida qué servicios necesita su hijo y estructure un programa en función de ellos. Por ejemplo:
- Clases o formación especiales.
- Experiencias comunitarias.
- Información sobre las fuentes de ayuda disponibles después de la escuela secundaria.
- Formación en orientación y movilidad.
El objetivo es capacitar a su hijo para que tenga éxito en cualquier plan que quiera seguir después de la escuela secundaria: formación profesional, trabajo, universidad o vida independiente en un apartamento u hogar de grupo. No hay una lista puntual de servicios que deba prestar el colegio de su hijo adolescente: estos servicios son específicos del IEP de cada alumno, y se basan en una evaluación de sus capacidades, necesidades y objetivos de vida. Un documento formal llamado IEP de transición enumera esos servicios y objetivos.
¿Quién es responsable de qué?
El equipo educativo de su hijo adolescente es responsable de supervisar su programa educativo, que puede incluir lo siguiente:
- Instrucción en cursos académicos básicos: inglés, matemáticas, ciencias, geografía y estudios sociales.
- Formación en habilidades específicas frente a discapacidades: habilidades y técnicas de adaptación que su hijo necesita desarrollar debido ser no vidente o con visión reducida para poder participar en el aprendizaje académico y vivir de forma independiente.
Estas habilidades específicas frente a discapacidades se enseñan como parte de lo que se denomina el plan de estudios básico ampliado para alumnos no videntes o con visión reducida. Estas incluyen: instrucción, según sea necesario, en lectura y escritura con braille, uso de dispositivos ópticos, orientación y movilidad (O&M), habilidades sociales, habilidades para la vida independiente, educación profesional, tecnología de asistencia, actividades recreativas y de ocio, eficiencia visual y sensorial, y autodeterminación. El personal de la escuela también es responsable de evaluar el progreso de su hijo adolescente en estas áreas.
Durante el proceso de transición, los alumnos son responsables de su propio plan de vida, a menos que tengan deficiencias cognitivas o de otro tipo que se lo impidan. Mientras su hijo adolescente esté en la escuela, elija cursos que lo preparen para la universidad o para una carrera profesional específica. Significa que su hijo deberá tener en cuenta factores como estos:
- ¿En qué me destaco?
- ¿Hay algo que me guste hacer?
- ¿Qué valora mi hijo: la salud, la seguridad, la fama, la familia, los amigos, la independencia?
- Si sus capacidades y valores se ajustan a los puestos de trabajo que le interesan.
El valor de la experiencia laboral
Mientras su hijo adolescente siga en la escuela y viva en casa, puede animarlo a que tenga experiencias laborales. Tanto los trabajos voluntarios como los remunerados pueden ser una formación útil para el trabajo futuro. Es importante hablar de sus objetivos en las reuniones del IEP para que sus preferencias guíen el proceso de planificación de la transición.
Según la Ley de Educación de Personas con Discapacidad (IDEA, por su sigla en inglés), las familias son miembros activos del equipo educativo. Como padres o tutores, se espera que asistan y participen en las reuniones del IEP. Esto incluye también las reuniones en las que se establece el plan de servicios de transición de su hijo. Como parte de este proceso, debe compartir sus expectativas y preocupaciones con su hijo adolescente y con el personal educativo.
Existen otras organizaciones, como las agencias de rehabilitación profesional. Los organismos públicos y privados que ayudan a las personas no videntes, con visión reducida o con discapacidades del desarrollo suelen participar en la planificación de la transición del alumno. El profesorado de la escuela puede orientarlos a usted y a su hijo sobre los servicios comunitarios de apoyo académico, profesional, social o para la vida diaria tras la graduación. Estas agencias pueden facilitar información sobre sus servicios y ponerlos a disposición si se las contrata para ello. Mediante el debate y la planificación, la transición puede constituir un puente fundamental hacia la vida adulta.