Hospitalidad y protocolo navideños para niños y adolescentes ciegos o con baja visión
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Esta noche voy a casa de una amiga a cenar y al cine. ¿Sabe lo que es gracioso? Casi puedo oír la voz de mi madre: «No vayas con las manos vacías». Mamá estará encantada; iré con té de jengibre, una simple golosina navideña, para mi anfitrión.
Llega la estación de todas las estaciones (¡por fin!), y se hacen planes para recibir o visitar a otras personas; esta es una oportunidad ideal y natural para inculcar a nuestros hijos la etiqueta correspondiente. En otras palabras, ofrezcámosles esas sabias palabras que les recordarán para siempre cómo vivir con gracia. «No vayas con las manos vacías».
Ante la falta o la reducción del aprendizaje incidental en niños y adolescentes ciegos o con discapacidad visual, pensemos en lo que podemos enseñar explícitamente en estas fiestas.
Prepárese para ser la mejor anfitriona
Sí, terrible título. Pero, ¿qué hay que saber para ser un buen anfitrión?
- Por lo general, se espera que se ordene y limpie antes de organizar una comida o una fiesta navideña. Esto incluirá asegurarse de que los platos, la vajilla y los vasos estén bien limpios (¡adiós, polvo en el Sr. Plato-Raramente-Usado!); reponer las toallas de mano sucias; limpiar los baños, suelos, mostradores y mesa; quitar el polvo, limpiar ventanas y espejos, y limpiar los zócalos si están atrasados.
- Hay que decir que los amigos no esperan casas relucientes y que «ser realistas» entre ellos es saludable. Hay un equilibrio. Piense en ello como una limpieza con la intención adecuada; no se trata de impresionar, sino de hacer que nuestros invitados se sientan bienvenidos, respetados, seguros y cómodos.
- Si va a recibir invitados por la noche, asegúrese de que la ropa de cama esté limpia en las camas de invitados o en las camas improvisadas (¡me refiero a ti, sofá!). Además, facilite a los invitados el acceso a aperitivos y bebidas. (Sí, querrá tener provisiones extra a mano).
- Al igual que ordena su casa, ¡asegúrese de ordenarse a sí mismo! Quiere oler y parecer segura y cordial.
- Pregunte a los invitados si tienen alergias o aversiones alimentarias.
- Es aconsejable ceñirse a las recetas probadas o, al menos, a aquellas con las que uno se siente seguro. Cuando se celebra una fiesta de siete personas, no es el momento de improvisar una nueva técnica culinaria, no me pregunte cómo lo sé.
- Si los invitados preguntan si pueden traer algo, hágales saber si agradecería que trajeran una guarnición o un postre. Y no pasa nada por pedirles que traigan un plato aunque no lo pidan. «Hola, Daryn. Estoy deseando que vengas a la fiesta; sería estupendo que trajeras tu guarnición favorita que combine bien con la pasta italiana que estoy preparando».
- Sepa cómo poner la mesa y considere si su fiesta tendrá una mesa preparada o un servicio tipo bufé sin necesidad de poner la mesa.
Llegan sus invitados
- Recuerde sus modales: cuelgue los abrigos de sus invitados a su llegada; agradezca a los invitados su visita; pregúnteles si puede traerles algo de beber; muéstreles la habitación en la que se celebra la fiesta, así como la ubicación del cuarto de baño; utilice modales en la mesa como masticar con la boca cerrada, pedir por favor que le pasen un plato o condimento, mantener los codos fuera de la mesa, limpiarse la boca con una servilleta y utilizar los cubiertos correctamente.
- Póngase al día sobre cómo entablar conversaciones triviales. Recuerde no sacar temas candentes como la política.
Explique a su hijo que es probable que cometa algunas metidas de pata cuando sea anfitrión: la perfección no es el objetivo. Si la comida se quema, ríase y pida pizza. No hay problema. Lo importante es la actitud del anfitrión. Sea cortés y amable. Es probable que los invitados se vayan contentos si se les ha hecho sentir bienvenidos y atendidos. Para ello, tenga en cuenta los intereses particulares de sus invitados (¡hable de ellos!), su comida preferida (¡incorpórela!) y, simplemente, tenga una actitud cordial.
El mejor invitado
¿Y qué hay que saber para ser un invitado amable?
- No vaya con las manos vacías. (Tenía que decirlo). Pregunte al anfitrión qué guarnición o postre debe llevar. Si rechazan su oferta, considere la posibilidad de llevarles un pequeño obsequio, como una bebida especial, flores o un regalo casero, como una vela navideña.
- Informe al anfitrión si va a llevar un perro guía.
- Informe al anfitrión de cualquier alergia alimentaria. Recuérdeles de nuevo las alergias a su llegada; pregúnteles qué platos contienen un alérgeno y asuma la responsabilidad de evitarlos.
- Prepárese: quiere tener un aspecto y un olor cuidados y limpios. Si no está seguro de cómo debe vestirse, no dude en preguntar al anfitrión.
Ha llegado
- Preséntese puntualmente, quizá unos minutos antes.
- Quítese los zapatos al entrar en la casa.
- Dé las gracias a su amigo, familiar o compañero de trabajo por ser el anfitrión.
- Recuerde sus modales: mastique con la boca cerrada, pida a los demás que por favor le pasen un plato o condimento, mantenga los codos fuera de la mesa, límpiese la boca con una servilleta y utilice los cubiertos correctamente.
- Si le sirven la cena, pregunte al anfitrión si puede describirle la ubicación de cada alimento utilizando el método del reloj («La carne está a las 12; el arroz, a las 3; la ensalada, a las 6»).
- Póngase al día sobre cómo entablar conversaciones triviales. Recuerde no sacar temas candentes como la política.
Y lo más importante, tenga una actitud agradecida y servicial. Pregunte cómo puede ayudar al anfitrión con los preparativos y piense cómo puede servirle.
Sea un ejemplo de anfitrión e invitado amable y comparta su proceso de pensamiento con su hijo. Y no dude en invitar a su hijo a responsabilizarse de un plato y de la preparación de la velada.