Ocho habilidades blandas para tener éxito en el trabajo
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Orientarse en el lugar de trabajo puede sentirse como resolver un rompecabezas, y cuando eres ciego o tienes baja visión, algunas piezas, como las reglas sociales implícitas, pueden ser aún más difíciles de descifrar. Este artículo ofrece consejos prácticos para adolescentes y adultos jóvenes para fortalecer sus habilidades sociales y de comunicación para un primer empleo, una pasantía o cuando hagan voluntariado.
Habilidades blandas frente a habilidades duras
Para tener éxito en el trabajo, se necesitan dos tipos de habilidades: habilidades duras y habilidades blandas. Las duras son las habilidades técnicas específicas necesarias para tu trabajo. Muchas de estas habilidades se aprenden a través de los estudios, la capacitación y la experiencia en el puesto de trabajo.
Las habilidades blandas, por otra parte, se centran en cómo interactúas con las personas, resuelves los problemas, gestionas tu tiempo y manejas los desafíos. Entre las habilidades blandas están las habilidades sociales, es decir, la forma en que te comunicas y conectas con los demás en el lugar de trabajo. Las habilidades sociales son transferibles a cualquier trabajo o carrera profesional. Desempeñan un papel importante a la hora de ayudarte a destacar entre otros solicitantes de empleo, conservar tu puesto y crecer en tu carrera. Los empleadores buscan personas que puedan trabajar de forma eficaz y positiva con los demás y comunicarse con claridad.
Nadie tiene unas habilidades sociales perfectas todo el tiempo: ¡todo el mundo tiene momentos incómodos! Sin embargo, todo el mundo puede beneficiarse de un repaso sobre cómo conectar, comunicarse eficazmente y fomentar relaciones positivas en el trabajo. El objetivo es seguir aprendiendo y mejorando estas habilidades con el tiempo.
Veamos algunas habilidades blandas concretas y cómo puedes practicarlas y mejorarlas.
Comunicación oral
Una de las habilidades blandas más importantes es cómo te defiendes a ti mismo y a los demás. Cuando hables, ten en cuenta tu tono y volumen. Sé claro y directo acerca de lo que necesitas, ya sea una adaptación en el trabajo o ayuda con una tarea. Es útil planificar lo que quieres decir con anticipación para que puedas expresar tus pensamientos de manera tranquila y confiada.
Para aprender consejos sobre la comunicación asertiva, considera la posibilidad de escuchar el pódcast de Jefferson Fisher | ¡Un nuevo episodio cada semana!
Escucha activa
La buena comunicación es un camino de doble sentido. Escuchar activamente demuestra a los demás que estás prestando atención y realmente te importa lo que están diciendo. Debes darles tiempo a las personas para que terminen de expresar sus pensamientos en lugar de interrumpir de inmediato. Esto es especialmente importante en las reuniones virtuales, donde es fácil hablar encima de los demás por accidente.
Además, puedes parafrasear lo que alguien ha dicho, lo que puede prevenir malentendidos y hacer saber a los demás que estás buscando entenderlos.
Aclarar la intención del hablante podría sonar como: «Quieres el borrador para el viernes al mediodía y que lo revise Sarah antes. ¿Es así?».
Comunicación no verbal
La comunicación no verbal juega un papel importante para demostrar que estás comprometido, interesado y deseas ser incluido en la conversación. Esto puede incluir mantener una postura abierta y acogedora, asentar con la cabeza para mostrar acuerdo, mover la cabeza para indicar confusión o desacuerdo, hacer contacto visual y ofrecer un apretón de manos.
Si eres ciego o tienes baja visión, es posible que te pierdas algunas de estas señales no verbales, especialmente en entornos grupales como reuniones. Por ejemplo, las personas pueden levantar la mano para ser reconocidas. Si no estás seguro de qué señales se están utilizando, intenta preguntar a un compañero o al presentador de antemano para que no te pierdas información importante.
También puedes adaptar algunos comportamientos no verbales para ayudar a los demás a sentirse conectados contigo. Por ejemplo, puedes simular el contacto visual manteniendo el mentón arriba y la cara orientada hacia el hablante. En reuniones grandes, si alguien usa un micrófono, pregunta desde dónde está hablando para ayudarte a orientarte. Si usas audífonos, es posible que no puedas ubicar las voces fácilmente, por lo que está perfectamente bien pedir orientación sobre quién está hablando y desde dónde lo está haciendo.
Ten en cuenta que el contacto visual envía señales poderosas. La falta de contacto visual a veces puede percibirse como aburrimiento, distracción, nerviosismo o incluso desconfianza. Esta podría ser la razón por la que, en ocasiones, las personas hablen a otras personas cerca de ti en lugar de dirigirse directamente a ti. Por otro lado, el contacto visual prolongado o excesivamente intenso puede incomodar a los demás. Encontrar un equilibrio te ayuda a parecer atento y accesible.
Trabajo en equipo
Los equipos fuertes logran realizar tareas de manera eficiente y efectiva, mientras se apoyan mutuamente. Ser un buen compañero de equipo significa hacer tu parte y ayudar a los demás cuando lo necesiten. Querrás completar tus tareas para que aquellos que dependen de tu trabajo puedan hacer las suyas. Esto demuestra tu capacidad para trabajar dentro de los plazos, ayudar a los compañeros cuando se te solicita y adaptarte a tareas cambiantes. En lugar de ser un «lobo solitario,» los empleadores valoran (y son más propensos a promover) a las personas que trabajan bien con los demás.
Paciencia
La paciencia es una habilidad esencial cuando se trabaja en equipo o se atiende al público. Es normal que surjan problemas y malentendidos, pero la forma en que respondas puede marcar la diferencia.
Por ejemplo, si un cliente o compañero de trabajo está frustrado por un problema informático y tú eres el responsable de iniciar el proceso de solución de problemas, es importante mantener la calma y dar instrucciones claras y pacientes.
Este mismo enfoque se aplica si manejas la tecnología como parte del departamento informático de tu empresa: puede que seas el experto, pero la persona a la que ayudas puede sentirse abrumada o avergonzada por no entender.
Aunque estés ayudando a tu mejor amigo del trabajo, recuerda que lo que a ti te parece sencillo puede no ser obvio para otra persona cuando está estresada. Tomarse unos minutos más para explicar, responder a las preguntas sin frustración y mostrar comprensión ayuda a generar confianza y mantiene fuertes las relaciones laborales.
La paciencia demuestra que respetas los retos de los demás y que estás dispuesto a apoyarlos, incluso cuando las situaciones son tensas.
Empatía + Límites
En el trabajo, a menudo formamos amistades con compañeros que pueden estar enfrentando desafíos profesionales o personales. Si un compañero se abre contigo sobre algo difícil, muestra empatía escuchando sin juzgar, ofreciendo el apoyo adecuado y manteniendo lo que se comparte de manera confidencial. Nadie quiere que sus problemas sensibles se compartan en el lugar de trabajo.
Sin embargo, la empatía no significa que debas asumir los problemas de otra persona como propios. Es importante reconocer tus límites. Por ejemplo, si un compañero se desahoga frecuentemente sobre conflictos personales o laborales, decide si puedes escuchar sin que esto afecte tu propio nivel de estrés. A veces, está bien dirigir la conversación suavemente a otro tema o sugerir que hablen con un gerente o recursos humanos si el problema es serio.
Del mismo modo, si alguien está cotilleando o hablando negativamente de otro compañero, piensa detenidamente si debes escucharle. Si lo haces, no alimentes la negatividad: escucha educadamente si es necesario, pero no añadas tu propio comentario. En algunas situaciones, es perfectamente aceptable poner un límite y excusarte de la conversación.
Los lugares de trabajo saludables prosperan cuando las personas equilibran la empatía con el respeto por sí mismas y por los demás. Ser solidario no significa convertirse en el consejero personal de todo el mundo, sino preocuparse, escuchar y saber cuándo poner un límite.
Resolución de conflictos
Los conflictos son una parte normal de cualquier lugar de trabajo, pero la forma en que los gestionas marca una gran diferencia en cómo te perciben tus compañeros y tu jefe. Un aspecto de la resolución de conflictos es prevenir los malentendidos antes de que se conviertan en problemas mayores.
Por ejemplo, comunicar tus necesidades claramente y con antelación puede ayudar a que todos estén de acuerdo: «Voy a llevar a mi perra guía, Daisey, a que le corten las uñas durante mi hora de almuerzo. Así que, el 15 de junio, tengo previsto almorzar de 12:00 a 1:00 p. m. Te aviso con dos semanas de antelación para que podamos organizar la cobertura».
Comprobar con tu compañero de trabajo con antelación y ofrecer recordatorios puede prevenir la frustración y la confusión.
Por supuesto, no se pueden evitar todos los desacuerdos. Cuando surjan conflictos, es mejor tratarlos directamente, con calma y respeto. Involucrar a tu jefe debe ser el último recurso para problemas mayores, no para cada pequeño bache en el camino.
Por ejemplo:
«He notado que cuando empiezo a compartir una idea, a veces me interrumpen. Valoro lo que tienes que decir, y apreciaría que pudiéramos asegurarnos de que ambos tengamos tiempo para terminar nuestros pensamientos. ¿Podemos trabajar en esto juntos?».
Abordar los problemas uno a uno demuestra madurez, genera confianza y te ayuda a encontrar soluciones que funcionen para todos.
Opinión constructiva
Ser capaz de dar y recibir comentarios constructivos es otra valiosa habilidad que te ayuda a crecer y a apoyar a tu equipo. Los comentarios constructivos se centran en el rendimiento laboral, no en la crítica personal. Cuando des tu opinión, sé claro, respetuoso y específico sobre lo que hay que mejorar, y ofrece ideas sobre cómo solucionarlo.
Por ejemplo:
«Sam, he notado que a veces los correos de servicio al cliente tienen errores de ortografía. ¿Te gustaría que los revisara antes de que se envíen, o prefieres algunos consejos sobre cómo verificarlos?».
Cuando recibas comentarios, recuerda que está destinada a ayudarte a mejorar, no a juzgarte. Incluso puedes pedir opiniones regularmente, ya sea a un compañero de trabajo, supervisor o mentor, para seguir desarrollando tus habilidades.
Por ejemplo:
«Me encantaría recibir tus comentarios sobre mi presentación de hoy. ¿Hay algo que pueda mejorar para la próxima vez?».
No es fácil pedir y aceptar opiniones. Sin embargo, puede ayudarte a reconocer áreas en las que puedes mejorar tu desempeño laboral (ya sean habilidades técnicas o blandas). Luego, puedes establecer metas para mejorar en esas áreas.
En conclusión
Las habilidades blandas siempre se pueden mejorar con la práctica y la retroalimentación o comentarios de los demás. No dudes en buscar comentarios constructivos de personas en las que confíes, como familiares, amigos, mentores o el personal de rehabilitación vocacional.
Si estás en la escuela, considera establecer algunos de los objetivos anteriores en tu Plan de Educación Individualizado (IEP, por sus siglas en inglés). Si estás utilizando la rehabilitación vocacional, añade objetivos relevantes a tu plan vocacional.
Estas personas de apoyo pueden ayudarte a identificar qué está funcionando bien y qué podría necesitar más atención. Asegúrate de hacer un seguimiento con ellos después de algunas semanas o meses para ver si han notado algún progreso. Los pequeños pasos se acumulan con el tiempo y, con paciencia y esfuerzo, tu confianza y habilidades de comunicación seguirán desarrollándose.
Descubrirás que tus habilidades sociales son tan importantes como cualquier habilidad técnica que aportes.