Dinámicas familiares en desarrollo

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Una persona mayor y un adolescente se abrazan

Es probable que la relación con sus hijos/as adultos sea muy importante para usted. Es probable que quiera mantener una relación estrecha con sus hijos/as adultos, independientemente de la edad que tengan y de la distancia geográfica que los separe.

A la inversa, los padres también siguen siendo esenciales en la vida de sus hijos adultos. La historia de que los hijos adultos abandonan o no ven seguido a las personas mayores es, en gran medida, un mito. La relación entre padres e hijos es uno de los vínculos sociales más duraderos que establecen los seres humanos.

Las personas mayores y sus hijos adultos tienen muchas clases de relaciones. Y, como en todas las relaciones, es natural que existan fluctuaciones en la relación entre padres e hijos adultos. Por eso, no es de extrañar que padres e hijos adultos a veces no estén de acuerdo entre sí.

Las siguientes son causas de conflicto entre ellos:

  • estilo de vida;
  • finanzas;
  • diferencias en la personalidad;
  • frecuencia de contacto;
  • consejos no deseados;
  • tipos de vivienda.

Como padre/madre mayor, es probable que haya llegado a la conclusión de que sus hijos adultos tienen derecho a vivir su propia vida y comprende su necesidad de perseguir sus propios intereses. Este entendimiento fomenta el respeto mutuo entre ambas partes.

A medida que los padres e hijos adultos envejecen, la relación naturalmente tiende a convertirse en una amistad de apoyo entre dos adultos semejantes. Por supuesto, la dinámica familiar no siempre es tan fluida.

Como en todas las relaciones, la relación entre padres e hijos adultos exige cuidados para seguir siendo posible y mutuamente satisfactoria.

Sin embargo, con el paso del tiempo, es habitual que se produzca cierto grado de cambio de roles entre padres e hijos. A veces, ambas partes reciben bien estos cambios. Otras veces, una o ambas partes puede ofrecer cierta resistencia. El deterioro de la visión puede precipitar antes de tiempo el cambio de roles y puede ser inoportuno. Al fin y al cabo, el padre quiere que se lo siga tratando como a un adulto. Pedir ayuda puede ser difícil para el padre, por lo que si el hijo adulto la ofrece puede ser aceptada o rechazada. Dominar las habilidades de la vida diaria con técnicas de adaptación puede aliviar algunas preocupaciones tanto de los padres como del hijo adulto en caso de ser no vidente o tener visión reducida.

Otra realidad de la demografía es la creciente población de hijos mayores de 65 años que son padres y, a veces, también abuelos.

Las exigencias de las diferentes generaciones familiares pueden ser significativas para los hijos adultos, conocidos como la “generación intermedia”.

Si usted o su padre/madre experimentan un deterioro de la visión, su relación puede presentar desafíos adicionales. Sin embargo, es importante recordar que estos desafíos también brindan la oportunidad de estrechar lazos basados en el respeto y el cariño mutuos. La información que se encuentra en la sección Familia y amigos puede resultarle útil en su papel de padre/madre o hijo/a adulto no vidente o con visión reducida.