16 consejos para animar a un lector no vidente o con visión reducida que tiene dificultades para leer
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Tal vez usted también conozca a un lector con dificultades que entra en pánico cuando llega la hora de leer en voz alta en la escuela o en el hogar. Quizás su hijo se haya etiquetado a sí mismo como mal lector o mal alumno y esté desanimado.
Es importante tratar estas cuestiones con el equipo educativo de su hijo/a para identificar los problemas y elaborar un plan de instrucción especializada o adaptaciones.
Por ejemplo, muchos adolescentes con visión reducida no han recibido instrucción en braille. Leer con los ojos puede resultarles complicado, agotador para la vista y lento. Aprender a leer braille puede ser el camino a seguir.
Para otros, el problema es la dislexia. En este caso, la fonética extensiva (un programa Orton-Gillingham), suele ser el camino a seguir, además del braille.
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A la hora de elegir libros
- Investigue cuáles son las mejores series para lectores con dificultades. Léale a su hijo/a el primero de la serie; si le gusta, ofrézcale el segundo libro en letra de imprenta o en braille (probablemente, con una pantalla de braille actualizable).
- Puede elegir un libro sobre un tema con el que esté familiarizado/a. De este modo, su hijo/a puede centrarse en la decodificación en lugar de la comprensión de los conceptos.
- Anímelo/a para volver a leer un libro favorito. Esto puede ayudarlo/a a adquirir fluidez.
- Deje que sus intereses marquen el camino.
Antes de empezar a leer un libro
- Si es posible, bríndele a su hijo/a experiencias con los temas y escenarios del libro que está leyendo. Por ejemplo, si está leyendo una historia que transcurre en el bosque, haga una excursión de un día para explorar el bosque. Entender los conceptos y el vocabulario que aparecen en el libro facilitará la comprensión.
- Si le pide a su hijo/a que lea, asegúrese de que sea en un momento en el que no esté bajo mucho estrés, con cansancio o con hambre.
Mientras su hijo/a lee
- Si su hijo/a está leyendo un libro electrónico, pida prestado el ejemplar impreso en la biblioteca y descríbale las ilustraciones.
- Considere la posibilidad de adelantar algunas páginas o capítulos y comentar conceptos o palabras que su hijo/a no haya encontrado. Si a su hijo/a le resulta frustrante, no lo haga.
- Si no se trata de una clase oficial de lectura o fonética, no le pida a su hijo/a que pronuncie una palabra con la que tiene dificultades. Dígale cómo se pronuncia. Más tarde, deje que lo oiga recibir ayuda sobre la pronunciación de las palabras para que entienda que todos necesitamos ayuda.
Aumentar la práctica
- Si tiene dificultades, haga lea un libro por debajo de su nivel de lectura. Si no quiere leer “un libro para bebés”, puede leérselo a un familiar más joven. Esto puede ayudarlos a ganar confianza y fluidez.
- Puede leerle a una mascota.
- Pregúntele si le gustaría leer a un miembro de la familia (puntos extra para un abuelo con buena predisposición) a través de Zoom. La fluidez de mi hija aumentó cuando le leyó a mi madre a través de Zoom cuatro días a la semana durante un mes.
- Anímelo/a a crear un club de lectura, incluso virtual, con otras personas a las que les cueste leer. {¿Puede unirse mi hija?} Pueden leer libros por su cuenta y comentarlos juntos.
- Disponga de material de lectura no tradicional, como revistas, libros de cocina, libros de chistes e instructivos.
- Convierta la práctica de la lectura en un acto social: anímelo/a a enviar cartas o correos electrónicos a familiares y amigos.
Quizá lo más importante: léale a su hijo/a en voz alta y asegúrese de que tenga acceso a audiolibros de calidad y apropiados para su edad. Deje que mantenga las manos ocupadas jugando o creando mientras escucha. De este modo, puede acceder y disfrutar de libros más allá de su nivel de lectura. Seguirá estando expuesto a un vocabulario rico y a la estructura de las frases, y su amor por las historias y los libros puede desarrollarse a un ritmo independiente de su capacidad lectora.