¿El dolor le impide hacer ejercicio?
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A medida que envejecemos, podemos experimentar diversos dolores que aparecen y desaparecen o dolores que son un problema crónico. El dolor es la forma que tiene el cuerpo de indicar que algo no va bien y que debemos prestarle atención. Sin embargo, esto no siempre significa que debamos evitar el ejercicio. Ya sea causado por una lesión antigua, una lesión nueva o una enfermedad crónica, el ejercicio puede ayudar a mejorar el dolor e incluso a evitarlo.
Los diferentes tipos de dolor
Existen dos tipos de dolor: agudo y crónico. El dolor agudo comienza de repente, puede ser fuerte y suele estar asociado a una lesión, como un tirón muscular, un esguince articular o una fractura ósea. A veces, el dolor agudo se debe a un exceso de ejercicio, a levantar demasiado peso o a exceder su condición física actual. Suele ser temporal y disminuye a medida que el cuerpo se cura.
El dolor crónico es continuo y, a menudo, es un síntoma de un problema de salud como la artritis, el cáncer o la diabetes. Es posible hacer ejercicio con dolor crónico. El ejercicio ayuda a controlar el dolor, fortalecer los músculos, mejorar el equilibrio y mantener la amplitud de movimiento de las articulaciones. De hecho, la inactividad puede empeorar algunas enfermedades crónicas con un aumento del dolor, la rigidez, la pérdida de movimiento en las articulaciones y el aumento de peso.
Consejos para hacer ejercicio de forma segura con dolor
- Empiece por hablar con el médico sobre el dolor o la lesión. Analicen qué ejercicios y actividades serían más beneficiosos y seguros para usted.
- Pida que lo remitan a un fisioterapeuta que pueda enseñarle las técnicas adecuadas y a diseñar un programa de ejercicios seguro que se adapte a sus necesidades y rehabilite su lesión.
- Practique el ejercicio con seguridad y fíjese objetivos realistas. Empiece poco a poco con una actividad de baja intensidad y aumente la intensidad a partir de allí. No se exceda. Siempre realice un calentamiento y un enfriamiento antes y después de ejercitarse.
- Preste atención a lo que le duele. Si le duele, deténgase. Recuerde escuchar al cuerpo. Si tiene dolor, hinchazón o inflamación en una articulación concreta, trabaje otras zonas mientras deja descansar la lesión durante un par de días.
- Asegúrese de incluir una variedad de ejercicios que tengan beneficios propios. Los estiramientos sencillos, el equilibrio, el entrenamiento con pesas y las actividades cardiovasculares pueden modificarse mientras nos recuperamos de una lesión o tratamos un dolor crónico.
- Es posible que tenga que reducir la intensidad o la duración del ejercicio a fin de no empeorar el estado de salud, prolongar el tiempo de recuperación o volver a lesionarse.
- Deténgase y acuda al médico si experimenta un dolor repentino y agudo mientras hace ejercicio.
- Tenga en cuenta las actividades acuáticas cuando se recupere de una lesión. Este tipo de ejercicio es suave para las articulaciones y los músculos.
Así que no deje que el dolor lo mantenga deprimido e inactivo. Intente recuperar la salud al hacer ejercicio.