Cómo ayudar a un niño con discapacidades múltiples a desarrollar sus sentidos

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Nuestros sentidos son nuestra puerta de entrada al mundo. Con ellos, obtenemos información, comprendemos e interactuamos con los objetos y las personas que nos rodean. Supongamos que su hijo/a es no vidente o tiene visión reducida y discapacidades adicionales. En ese caso, su hijo/a tendrá que utilizar todos los otros sentidos funcionales (la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto) para obtener la máxima información posible sobre el mundo y lo que ocurre en su entorno. Aprender a utilizar la información de los sentidos de forma conjunta y eficaz le será de ayuda para integrar la información que obtiene de distintas partes de su cuerpo y así poder comprender lo que está ocurriendo en cada momento.

La vista

La mayoría de los niños con visión reducida tienen cierta visión utilizable. La vista es el sentido a través del cual los niños pueden aprender más sobre su mundo. Sirve para obtener información de cerca (lo que se puede tocar) y de lejos (más allá del alcance de la mano). Para los niños pequeños cuya visión se desarrolla de forma normal, entre el 80 y el 90 por ciento de lo que aprenden sobre el mundo les llega a través de la vista. Por lo tanto, si su hijo/a tiene visión reducida o es no vidente, lo más probable es que el aprendizaje se vea afectado de algún modo. Por eso, es importante que los niños con visión reducida aprendan a utilizar todos los sentidos de manera efectiva.

Los ojos intervienen en el uso de la vista, pero también lo hace el cerebro. Los ojos obtienen información y el cerebro se encarga de interpretarla y darle sentido. Los ojos de algunos niños pueden funcionar bien, pero pueden haber sufrido daños en el cerebro o en la vía que va desde la parte posterior del ojo al cerebro. Por lo tanto, aunque sus ojos funcionen bien, estos niños pueden no ser capaces de procesar o comprender completamente la información reciben. Si su hijo/a tiene una afección de este tipo, que suele conocerse como deficiencia visual cortical o cerebral, el docente de alumnos con deficiencias visuales puede trabajar para mejorar el procesamiento de lo que ven los ojos de su hijo/a.

Una discapacidad física puede interferir en la capacidad visual de su hijo/a. Utilizar la vista de forma eficiente se convierte en un reto si tiene dificultades para controlar la cabeza y la parte superior del cuerpo para evitar caídas o inclinaciones laterales. Si su hijo/a tiene problemas físicos que afectan el control de la cabeza o la parte superior del cuerpo, se recomienda consultar a un fisioterapeuta o terapeuta ocupacional. El equipo educativo también puede tener estrategias valiosas para mejorar la postura de su hijo/a. Una vez que su hijo/a esté estable, es posible que note una mejora en su eficacia visual.

Para muchos niños, la comprensión de lo que los rodea proviene de experiencias diversas. Estas experiencias mejoran la forma en que obtienen información basada en la vista. Por ejemplo, una batidora. Es posible que su hijo/a no la reconozca en la encimera de la cocina si no sabe lo que es. Involúcrelo/a en el uso de la batidora. Deje que ayude a verter ingredientes y pulsar botones para preparar un batido. De este modo, aprenderá qué es una batidora y para qué sirve. Después de familiarizarse con el aparato, puede que empiece a notarlo en la encimera.

El oído

En un niño con un desarrollo normal, el oído y la vista funcionan en conjunto. En los casos de visión reducida o ceguera, el oído no sustituye a la vista. El oído sigue proporcionando información importante, pero la vista no está disponible para confirmar gran parte de lo que se oye.

Al igual que ocurre con la ceguera o la visión reducida, los niños con deficiencia auditiva necesitan tener muchos tipos de experiencias diferentes para dar sentido a lo que oyen. Por ejemplo, si su hijo/a percibe el sonido de un objeto que se puede tocar, muéstrele el objeto y ayúdelo a explorarlo para que lo comprenda mejor. Cuando no sea posible tocar lo que su hijo/a oye, descríbale lo que oye para que entienda el significado del sonido.

Los niños también utilizan el oído cuando escuchan hablar a los demás. Al oír el lenguaje, suelen empezar a entenderlo y a aprender a utilizarlo. Por eso, es importante que usted y otras personas hablen con su hijo/a. Procure no abrumarlo/a con demasiadas palabras. Si puede, seleccione el vocabulario que utiliza según el nivel actual de comprensión del lenguaje de su hijo/a y sea coherente.

El tacto

El tacto es un sentido extremadamente importante para un niño no vidente o con visión reducida. Muchos niños con ceguera o visión reducida y discapacidades adicionales utilizan el tacto como uno de sus principales medios para obtener información. Por lo tanto, es una buena idea animar a su hijo/a a tocar objetos para explorar el mundo, desde la infancia. Puede utilizar la técnica de la mano bajo la mano para ayudarlo/a a extender la mano para tocar cosas del entorno. Señale también las diferentes características de lo que están tocando. Si su hijo/a tiene limitaciones en el uso de una o ambas manos, es recomendable que hable con los miembros del equipo educativo sobre estrategias para conseguir que ambas manos trabajen juntas para explorar y obtener información a través del tacto.

Algunos niños se resisten a conocer mediante el tacto; es posible que haya oído hablar de la “defensiva táctil”. Lidiar con el rechazo de un/a niño/a al tacto puede ser difícil. Es fundamental que exploren y aprendan, pero sus sentimientos y preferencias también importan. Si su hijo/a rehúye el tacto, busque formas de que se sienta seguro al tocar las cosas.

Para los niños que en el futuro tengan que utilizar símbolos táctiles o el braille, las habilidades táctiles son cruciales. Preséntele con frecuencia símbolos en relieve o braille. Fomente el desarrollo de habilidades mediante la incorporación de símbolos táctiles o braille en las actividades domésticas y escolares, así como en la vida cotidiana.

El tacto también es fundamental en las técnicas que utilizan las personas no videntes o con visión reducida para trasladarse. Por ejemplo, si su hijo/a utiliza un bastón u otro dispositivo de movilidad, aprenderá a identificar las superficies y los obstáculos que toca con el bastón, o puede utilizar una técnica de desplazamiento llamada trailing (seguimiento al tacto), en la que toca ligeramente la pared con el dorso de la mano mientras camina para obtener información táctil sobre el recorrido.

El olfato y el gusto

El olfato y el gusto no suelen considerarse sentidos importantes para obtener información sobre el entorno. Son importantes para un niño con discapacidad visual y discapacidades adicionales. Al igual que la vista, el oído y el tacto, pueden ayudar a su hijo/a a obtener información sobre el mundo. Por ejemplo, su hijo/a puede utilizar el sentido del olfato cuando viaja para buscar pistas en el entorno que le permitan ser más independiente. Puede que sepa que, para llegar a su tienda de ropa favorita del centro comercial, tiene que caminar recto desde la entrada hasta llegar a la tienda de bollos de canela, que puede identificar por el olor y, luego, girar a la derecha.

Su hijo/a también puede utilizar tanto el olfato como el gusto para identificar los alimentos. Es posible que se resista a nuevos alimentos o que no le gusten ciertas texturas. Si duda en probar alimentos diferentes, podría consultar al equipo educativo. Un terapeuta ocupacional o logopeda puede brindarle estrategias para despertar su interés y su disposición a explorar sabores nuevos.

A veces, los niños utilizan el olfato para investigar la comida antes de comerla. Se inclinan sobre su plato de una manera que puede ser socialmente inapropiada. Si es algo en lo que su hijo/a insiste, busque una mejor alternativa.

El uso de todos los sentidos juntos

Por lo general, las personas utilizan más de un sentido a la vez. Cuando su hijo/a merienda, utiliza múltiples sentidos. Ve y huele la comida, la prueba y utiliza las manos para agarrar una cuchara. Si está calentando un aperitivo, puede que oiga el chisporroteo. También puede describirle la comida o guiarlo en el uso correcto de la cuchara. Para los niños con ceguera, visión reducida u otras discapacidades, un enfoque multisensorial suele ser más eficaz. Involucre tantos sentidos como pueda en las actividades. Esto ayuda a su hijo/a a aprender a través de diversos métodos.

Piense cómo puede incorporar más de un sentido a las actividades de su hijo/a. Tomemos por ejemplo una tarea como vestirse:

La vista

  • Divida los objetos del cajón por colores.
  • Coloque separadores en el cajón que contrasten bien con los objetos de su interior.
  • Coloque una etiqueta en el cajón, como un dibujo o palabras, para indicar lo que hay dentro.

El tacto

  • Utilice cubos o separadores de distintos tamaños o texturas para separar los objetos.
  • Enseñe a su hijo/a a explorar mediante el tacto el contenido del cajón, haciéndolo sistemáticamente de izquierda a derecha.
  • Coloque una etiqueta táctil, como un símbolo o braille, para indicar lo que hay dentro.

El oído

  • Coloque un marcador auditivo en el cajón, como una campana atada al tirador. Esto ayudará a su hijo/a a identificar el cajón.
  • Utilice un lenguaje coherente cuando explique a su hijo/a cómo localizar los objetos en el cajón.