Cuando Su Hijo Es Ciego o Tiene Baja Visión

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Descubrir que su hijo es ciego o tiene baja visión, tanto si se trata de una evolución gradual como de un cambio repentino debido a un accidente o una enfermedad, puede suscitar una compleja mezcla de emociones. He aquí algunas sugerencias y guia que le ayudarán en su camino:

Su forma de hablar de la ceguera o baja visión de su hijo marcará a menudo la pauta de cómo los demás perciben a su hijo e interactúan con él. Es importante tener en cuenta el mensaje que desee transmitir.

Comprendiendo A Su Hijo Más Allá De Su Visión

En primer lugar, es fundamental recordar que su hijo, a pesar de su discapacidad visual, es ante todo un niño. Su ceguera o baja visión no deben definir toda su existencia, ni la suya. Es natural que tanto usted como su hijo experimenten una serie de emociones: miedo, enojo, tristeza o esperanza. Estos sentimientos forman parte del proceso, y reconocerlos es el primer paso para resolverlos.

Buscando Equilibrio Emocional

Si estas emociones le abruman y afectan otras áreas de su vida -ya sean sus relaciones, su habilidad de tener paciencia con el resto de la familia o su rendimiento laboral-, considere la posibilidad de buscar apoyo. Hablar con un consejero, unirse a un grupo de apoyo o relacionarse con familias en situaciones similares puede ser increíblemente beneficioso. Recuerde que mantener sus pasatiempos y rutinas, como las caminatas matutinas o los almuerzos semanales con algún hermano, es esencial para su bienestar.

Dinámicas Familiares

Sus otros hijos y su pareja también necesitan de su atención. Es importante el que usted trate de equilibrar su preocupación por la visión de su hijo con las necesidades del resto de la familia. La comunicación abierta y las experiencias compartidas, pueden reforzar el vínculo familiar y proporcionar un apoyo mutuo.

Manejando Pensamientos Negativos

Es normal que determinadas situaciones, como una visita al Oftalmólogo, intensifiquen su atención sobre la discapacidad visual de su hijo. Permítase experimentar estas emociones, pero también intente encontrar formas de convertir los retos en oportunidades. Por ejemplo, si a su hijo le cuesta trabajo leer, considere la posibilidad de reservar tiempo para poder practicar Braille juntos. Involúcrese con el equipo educativo de su hijo, incluido el Monitor de Orientación y Movilidad, para que le asesoren sobre cómo usted puede aprovechar al máximo la visión restante de su hijo.

Comunicación Abierta

A medida que su hijo crece, se vuelve más sensible a las emociones de los que le rodean. Entable conversaciones honestas sobre cómo se sienten respecto a su ceguera o baja visión y comparta sus sentimientos. Este enfoque debe extenderse a otros miembros de la familia que también puedan estar lidiando con emociones complejas.

Afrontando La Incomprensión Pública

Educar a los demás sobre la enfermedad de su hijo forma parte de su recorrido, pero puede ser agotador. Esta bien que usted descanse en su labor de defensor o educador. Reconozca que siempre habrá aspectos estresantes en la crianza de un niño con ceguera o baja visión. Por ejemplo, enfrentarse a comentarios insensibles puede resultar molesto. Recuerde que todos los padres desean de vez en cuando que las cosas sean diferentes para su propio hijo. Centrarse en el amor que siente por su hijo y buscar el apoyo de sus amigos, puede ser una fuente de consuelo en los momentos difíciles.

En resumen, navegar por la vida con un niño ciego o con baja visión es un viaje lleno de retos y emociones únicos. Equilibrar las necesidades de su hijo con las de su familia, buscar apoyo y mantener una comunicación abierta son claves para llevar a cabo este viaje con eficacia. Recuerde que la visión de su hijo es sólo una parte de lo que es y que, con amor, apoyo y comprensión, puede guiarle hacia una vida plena.